sábado, 20 de febrero de 2016

¿Derribarán, al fin, "El Algarrobico"?

Aunque muy menospreciada hasta hace poco, se trata de una costa maravillosa para el humilde gusto de Gran Uribe, que conoce bastante bien aquello. No hay pinos mediterráneos llegando hasta el agua, es cierto, tampoco hay extensas playas de doradas arenas ni recoletas calas. Son acantilados yermos, es el desierto puro y duro en su encuentro con el mar. Quizá por eso es casi el último tramo de costa que nos queda sin "alicatar".

El hotel "Algarrobico" era "la pica en Flandes". Los alcaldes, concejales y constructores de la comarca se frotaban las manos (con la santa coartada de "crear empleo", nuestros 'altruistas' políticos han permitido enladrillar el litoral, ignorando sistemáticamente leyes y sentencias judiciales) y si se las frotaban era, precisamente, porque a ese hotel se supone que habrían de seguir otros, además de edificios de apartamentos, urbanizaciones de lujo y ¡campos de golf! en pleno secarral, así hasta "colmatar" todo aquel desértico lugar.

En fin, ahora el Tribunal Supremo ¡ya era hora! parece ser que ha dictado su demolición, ya que está situado en suelo no urbanizable y, además, invade la franja de cien metros de dominio público, situación que ya se sabía desde hace tiempo... La sentencia tardará años en llevarse a cabo, claro,  recursos y todo eso. Entre tanto, los múltiples intereses inmobiliarios seguirán brujuleando por allí intentando llevarse el gato al agua pero, de momento, que nos quiten lo bailao...
Jesús Mota nos da su punto de vista desde las páginas de EL PAÍS:

«Parafraseando al coronel Kurtz de Appocalypse Now, podría decirse que “el horror tiene cara” y que esa cara es la del hotel El Algarrobico. Estamos ante un horror pegajoso, mantenido en pie durante 10 años como obra a medio hacer paralizada por decisiones judiciales contradictorias, incluso hilarantes, que ahora, por fin, inicia el largo camino hacia la demolición. 


Hotel "El Algarrobico", en la playa almeriense del mismo nombre, a 4 Km de Carboneras (Almería)

[...] El horror no procede de la fealdad del complejo, ni de los evidentes atropellos ambientales perpetrados para construir el ectoplasma de complejo hotelero. Quien haya paseado por el litoral español conoce ofensas visuales semejantes o peores que arañan la vista.

[...] La especulación inmobiliaria genera su propia legalidad, opuesta a las leyes democráticas, a las que tiende a desplazar. El constructor de El Algarrobico (como el de tanta mole ilegal de cemento y hormigón) se construye un escudo de permisos municipales y autonómicos que, aunque son manifiestamente ilegales, actúan como una barrera ante la denuncia ciudadana. “Yo tenía los permisos, señor juez”, es la línea de defensa. Tales permisos, que exigirían investigar y procesar a quienes los concedieron, permiten prolongar el proceso sine die e, incluso, pedir indemnización.

El Algarrobico produce vértigo. Si para desmontar judicialmente una perversión urbanística notoria han sido necesarios 10 años (y lo que te rondaré, morena, porque ahora se abre un contencioso entre Administraciones para determinar quién debe pagar los gastos de demolición y limpieza, contencioso que no provoca la menor urgencia en el Gobierno actual) ¿cuántos decenios serán necesarios para acometer la corrección legal de todos los atropellos urbanísticos cometidos en el litoral? Tirando por lo bajo, y considerando solo la costa mediterránea, unos 300 años. Este es el triunfo de la ilegalidad».



6 comentarios:

  1. Se supone que lo derribarán. Pero según parece puede tardar unos años. En la foto se ve como un pegote blanco y amazacotado que da un cante total. MJ

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  2. Una vergüenza y una horterada que ahí sigue (y nos seguirá avergonzando). Los especuladores, como se ha visto, se las saben todas. Ya veremos cuándo cae ese atropello y los atropelladores que la hicieron posible. Ya veremos...

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  3. Comparto el horror de Jesús Mota en todo menos en una cosa. Él carga la responsabilidad en primer lugar en el constructor. Ahí discrepo radicalmente. ´Para mí, la principal responsabilidad la tienen las distintas administraciones que han permitido que ese brutal atentado a todo (incluso al buen gusto) se llevara a cabo sin que nadie lo frenase hasta casi la finalización de la obra. La cadena de estupideces (siendo benévolo) o de corrupciones alcanza hasta lo más profundo de la administración, que si está ahí -y sus buenos dineros que nos cuesta- es para que estas cosas no ocurran. Ahora se habla de quién pagará el derribo. Y yo me permito añadir, ¿y quién pagará las indemnizaciones?, ya que no hay duda que el constructor reclamará, y con razón, que hizo las cosas con todas las bendiciones de las distintas administraciones. Sospecho que a la Junta de Andalucía le ha salido otro grano en el culo...
    El Tapir

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    1. Sí, pienso yo también que las administraciones son globalmente las culpables. Los políticos (presionados con frecuencia por los promotores) contaban también con los técnicos (a veces contratados externamente, no siempre funcionarios), que llegaban allí donde ellos no sabían por falta de conocimientos: triquiñuelas legales o urbanísticas que permitían sortear los escollos. También, cómo no, con la avaricia de los propietarios, que veían la posibilidad de que llovieran monedas de oro. Ha sido, y sigue siendo, todo un contubernio utilizando siempre la coartada del bien del pueblo y de crear empleo, como se dice más arriba.

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    2. Sí, la coartada de siempre para perpetrar las mayores atrocidades (sindicalistas incluidos) en nombre de los puestos de trabajo. Conocemos la historia. A veces no sabes qué es mayor, si la avaricia, la ignorancia o la estupidez...
      El Tapir

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  4. Todo revuelto, Tapir, diría yo.

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