Viñeta de El Roto |
Pero todos estos son formaciones, Gobiernos o mafias con clara vocación represora y totalitaria. El problema mayor son las sociedades, el ánimo censor que se va adueñando del planeta. Ya escribí aquí hace tiempo sobre la pretensión de muchos estudiantes estadounidenses de suprimir en sus universidades toda opinión o discurso que a cada cual desazone u ofenda. Quieren que unos lugares que siempre fueron de cuestionamiento y debate, de confrontación de ideas, se conviertan en lo que llaman “safety spaces” o algo así, “espacios seguros” en los que nadie altere sus convicciones con inquietantes pareceres, y la única forma de conseguir eso es que nadie diga nada que pueda molestar a alguien, es decir, nada de nada. Hace unas semanas hablé del destierro al que el Rijksmuseum ha condenado a veintitrés vocablos, desaparecidos de los rótulos de sus cuadros.
En la Real Academia Española recibimos sin cesar peticiones airadas para que se borre del Diccionario tal o cual acepción o término que al remitente le parecen reprobables. Lejos de abstenerse de usarlos o recomendar la abstención a sus conciudadanos, exige su ostracismo y que no quede rastro. Recientemente un alto cargo de la Compañía de Jesús ha solicitado la supresión de “jesuita” como “hipócrita, taimado”, y un representante del Gobierno del Japón lo mismo respecto a “kamikaze” como “terrorista suicida”. Ni estos señores ni tantos otros entienden que la gente es libre de utilizar las palabras como le venga en gana y que, si un uso se extiende, la Academia está obligada a consignarlo. Demasiadas personas no entienden ya la libertad, o no la desean para los demás».[...]
Hoy hay demasiados individuos a los que no les basta con no hacer esto o aquello: aspiran a que nadie lo haga. Los términos que nos hieren, sean prohibidos; los hábitos que desaprobamos, tórnense ilegales; las ideas que nos perturban, no sean emitidas; las escenas que juzgamos perjudiciales, no existan, no las vea nadie.[...] Franco y los demás dictadores estarían extasiados, al ver cómo sus enseñanzas han prosperado.
Como siempre acertadísimo. Cada vez es más evidente lo que dice Marías. Si se sigue la corriente, se dice y se hace lo permitido, entonces vale. Pero en esta sociedad, a la que discrepas porque, por ejemplo, lo que a otro le disgusta a ti te entusiasma, o porque no eres susceptible, o no te gusta tomarte las cosas a la tremenda y relativizas o contemporizas, empiezan las dificultades. Hay que reaccionar de una manera determinada. Siempre hay algo que no se hace bien, porque a otro no le gusta. MJ
ResponderEliminarMenos mal que contamos con Javier Marías para expresar tan bien y con tanta valentía ideas que pueden ir a contracorriente pero que creo que siempre se ajustan al sentido común.
ResponderEliminarY con su amigo (Arturo Pérez Reverte, que está en las antípodas) forma una pareja imbatible. Con gente así, la frescura del idioma español está garantizada.
EliminarMuy bien por Javier Marías. Da en el clavo de lo que es la democracia, y la convivencia.
ResponderEliminarMe ha gustado, sobre todo, su defensa del idioma y de algunas palabras, cargadas de historia, y muy significativas. Por más que pese.
Al fin y al cabo, y recurriendo al refranero, quien se pica ajos come.