lunes, 8 de febrero de 2016

La gala de los Goya

Como era de esperar —tenemos el precedente de años anteriores— Pablo Planas se despacha a gusto con la ceremonia de los Goya, aunque su artículo ha sido puesto de vuelta y media en las redes sociales por graciosillo y por meterse de modo bastante cruel con el cine español y con su tocayo Pablo Iglesias (sobre todo por esto último, claro).

Este año el asunto contaba con algunas novedades, como la visita del susodicho Iglesias 'disfrazado' de barman (chupando cámara como un loco), Dani Rovira cada vez más tontucio (ahora ese sujeto ya se cree algo) y Vargas Llosa del bracito de Isabel Preysler (¿qué falta le hará al premio Nobel acudir a estos saraos de perfil bajo?). Pablo Planas dice así:

«Cine? Pura mierda de vaca subvencionada a base de trampas sobre el número de entradas vendidas. Isabel Coixet y alguna otra persona al margen, todo el talento golfante estaba reunido anoche en el Marriot de Madrid, en la fiesta de la caspa, el cardado y las pajaritas torcidas. Cine español, sí. Y ciencia en España.

Pablo Iglesias vestido de barmanEl camarero no nos atiende porque se trata de Pablo Iglesias, al que el lazo se le cae a la derecha, la chaqueta le viene grande y arrastra los bajos del pantalón. Disculpas camarada, te confundimos con un camarero con perdón de los camareros. La nueva política, ir en mangas de camisa cuando se representa a los votantes y de esmoquin para codearse con los titiriteros, gentes acomodadas, los vips de la noche, actores, por decir algo, de los que salen en la tele anunciando fideos con glutamato y yogures laxantes. Pablo Iglesias lo flipa en colores y desborda suficiencia, eau de grandeur, el perfume de los triunfadores. No se cansa de pisar las mullidas alfombras y se desenvuelve como un pavo real en celo. Nos salió pijeras el Stalinito de la Complutense, que hasta hace cuatro días se pensaba que esmoquin era una marca de papel de fumar. De las barricadas a los canapés por el triunfo de la confederación de cineastas con más morro que espalda.

Luego está el caso de Dani Rovira, el presentador del bodrio, cuyo arte radica en hacer de andaluz gracioso, lo que tiene un gran mérito porque si bien es andaluz, de gracioso no tiene nada, no da el tipo, no sirve y carece del repente despierto del pueblo llano. Rovira es sieso y además tiene la mirada de quien no entiende nada, se acaba de levantar y se limita a balbucear "je, jeee, je".

Allá estaban Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, encargado de entregar el premio al mejor actor a Ricardo Darín. A Mario le va el realismo mágico y por eso acepta tales encargos. ¿Una entrega de premios del cine español? Vamos, Isabel, no nos lo podemos perder, tremenda performance, gran absurdo. Vuelven a ser portada en Hola y a estar en la cresta de la ola. Él dice que el divorcio de su prima está resuelto "de manera amistosa" y agarra por detrás a su amada como quien sostiene un trofeo».



1 comentario:

  1. La pareja Llosa - Preysler, todo un primor. Ella, toda una Barbie morena horteramente elegante (o elegantemente hortera, que viene a ser lo mismo) y él con apariencia de desvalido (no digo que lo sea, sino que lo parece). De Iglesias, mejor pasar. En cuanto a lo demás de la gala, lo que he visto es lo que salió en los informativos, poca cosa. Por lo tanto no puedo opinar, aunque me imagino de qué iba el rollo. MJ

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