"Colocar a José Antonio Sánchez al frente de Televisión Española es tan sensato como responsabilizar a Ana Mato de la lucha contra el ébola o encargar a Mónica Oriol la defensa de los derechos de la mujer. También como hacer ministro del vatio a José Manuel Soria, prestar una tarjeta de crédito a Rodrigo Rato o encargar a Sonia Castedo la recalificación de unos terrenos de propiedad pública. Lo mismo que confiar a la justicia el caso Fabra, a Ana Botella la alcaldía de Madrid o a Juan Cotino la presidencia de las Cortes valencianas. Igual que instalar a Bárcenas de tesorero del PP, a Morenés de ministro de Defensa o a Rafael Spottorno de jefe de la Casa del Rey. No digamos lo que significa tener a Wert en Educación, a Fátima Báñez en el Ministerio de Trabajo o a Jaume Matas como modelo de conducta.
No hemos cambiado de párrafo porque se nos hayan agotado los ejemplos, sino porque se nos ha agotado la paciencia. La descomposición legal y la ilegal se han trenzado de tal modo que no hay manera de distinguir a los corruptos de las tramas civiles, cercanas al poder, que les prestan su apoyo. Lo de las tarjetas de Caja Madrid es la erupción de un grano en una piel infinitamente granulosa. Corrupción en pantalla panorámica, corrupción político financiera o viceversa, pero corrupción estructural en todo caso. No hay una sola institución en la que al mirarnos, como en un espejo, nos devuelva una imagen respetable. Es una cuestión de tiempo que o bien dejemos de mirarnos o bien que, a modo de mecanismo de defensa, dejemos de vernos. Y eso de no verse en el espejo es grave. Cuando le sucede a un individuo, da en cuestión de horas con sus huesos en el frenopático. Las sociedades aguantan más, pero también tienen su límite".
Si queréis consultar el desglose de los gastos de 82 exconsejeros y exdirectivos de Caja Madrid:
Enlace:http://elpais.com/especiales/2014/tarjetas-opacas-caja-madrid/
(Lo de la tarjeta negra parece haber sido un astuto invento de la dirección del banco para que los consejeros —estómagos agradecidos— no metieran las narices. Lástima no saber quiénes son la mayoría de esos sujetos, aunque entre ellos hay bastantes políticos y líderes sindicalistas, y eso es lo más deprimente del asunto. Pero, aún así, puede ser una útil guía práctica de restaurantes y asadores, hoteles y paradores, tiendas de ropa y joyerías, clubs de golf, etc. Esa gente no va a cualquier sitio, ojo. Y además... el Corte Inglés, que no deja rastro de lo que has comprado y tienen marcas de primera).
La lectura de los nombres es algo tediosa (como una guía telefónica en pequeñito). lo interesante empieza al pulsar cualquiera de los nombres que en ella aparecen; por ejemplo, el de Rato. La lista que se despliega, aparte de darnos una interesante información de sitios VIP para estar al día, nos da idea de hasta qué punto llegó la caradura de estos personajes. Por ejemplo: objetos de regalo, 2.439 €; Venta bebidas alcohólicas: 3.547 € (¡Menuda juerga...!); Bel (tienda en la que nunca he visto entrar a nadie, aparte de Rato, claro): 969 €; una larga lista de reintegros en cajero: 1.000 cada uno. Bueno, la lista es interminable y el cabreo sordo que uno agarra conforme va leyendo también. De todas formas, es un ejercicio recomendable, para ver la clase de sujetos con la que nos enfrentamos. Saludos,
ResponderEliminarEl Tapir
Sí, es una buena guía. Por cierto, y ya que habla usted de Rato: hay un gasto en un bazar llamado Santarrufina de 2439 euros. ¿Conoce ese bazar? No debe de ser uno de esos de todo a cien, supongo. ¿Me puede usted detallar las características de ese lugar, señor Tapir? ¿Venden allí instrumentos musicales de época? Tengo un dinerillo ahorrado y no sé qué hacer con él.
EliminarSaludos
Jordi Savall, viola de gamba
Sííííí, y Stradivarius y todo, aunque me temo que con 2.439 € tendrá usted que conformarse con una flauta travesera de plástico.
EliminarEl Tapir