jueves, 21 de abril de 2016

Por Sant Jordi... "Celia en la revolución"

"Celia en la revolución" (Portada de 1987)
Continuando con las sugerencias para Sant Jordi, Gran Uribe recomendaría la lectura (o relectura) de Celia en la revolución, de Elena Fortún, un libro del que ya hemos hablado en este blog. Al principio de la novela Celia, que pertenece a una familia bastante acomodada, tiene ya dieciséis años. Le pilla el 18 de julio de 1936 en Segovia, ciudad que abandona con sus hermanas (tras ser  fusilado su abuelo por los fascistas) para encontrarse con su padre republicano, que está en Madrid. Aquello es un follón, hay un descontrol tremendo, y a ella le cuesta mucho comprender lo que está pasando. No entiende, por ejemplo, que eso sea una revolución y así nos lo explica en las primeras páginas, utilizando una prosa escueta y simple:

En fin, su padre es herido en la sierra, muy cerca de Madrid, mientras luchaba contra los fascistas y es trasladado al hospital de Carabanchel. Allí Celia lo va a visitar a diario en tranvía, aunque lo que vive durante esos viajes por Madrid no es muy edificante, la verdad, y los comentarios que oye... todavía menos:

Cuando al fin acaba el trayecto del tranvía, el tramo hasta el hospital militar (que suele recorrer a pie) también se las trae:


Nos lo explicaba la inolvidable Carmen Martín Gaite en una conferencia titulada "Elena Fortún y su tiempo", recopilada en Pido la palabra (Anagrama, 2002), un libro que ya comentamos en aquella entrada del mes pasado:

[...] «Elena Fortún saca nuevamente a relucir al abuelo de Celia, que enseguida será fusilado por los del bando llamado nacional, mientras que el primo Gerardo caerá bajo las balas del bando contrario. Y arracimados alrededor de Celia huérfana de madre, con el perenne rumor del fondo de bombardeos, fusilamientos y casas desplomadas, se mueven a manera de fantoches de un guiñol las hermanitas pequeñas, la criada Valeriana, la reaccionaria tía Julia y el propio padre de Celia, el señor Gálvez, herido en un hospital militar de Madrid y al que ella, de dieciséis anos, va a llevar ropa y comida esquivando peligros. Pero no acierta a encontrar, entre todas aquellas fantasías que aletean en su cabeza como pájaros moribundos, las palabras adecuadas para consolar a quien tanto lo necesitaría». [...]

A partir de los párrafos iniciales reproducidos más arriba, la novela sigue in crescendo, con una especie de helada frialdad —impropia de una chica de dieciséis años— que nos involucra poco a poco, hasta convertirse en casi insufrible.

Celia en la revolución
(Portada de 2016)
Bueno, Elena Fortún utiliza en esta ocasión a la adolescente Celia para explicarnos lo que ella vivió en primer persona. En realidad son sus propias memorias de aquellos años infames, explicadas en boca de una Celia que ya había dejado de ser una niña. El caso es que, exiliada en Argentina, acabó allí (en 1943) a lápiz el manuscrito de esta obra, que nunca revisó ni quiso que se publicara mientras continuase la situación política de la posguerra. Salió a la luz —al fin— en 1987, de la mano de su amiga, la profesora gaditana Marisol Dorao, que había procedido a retocarlo, acabarlo y prologarlo. Ahora aparece de nuevo, en una edición de Ed. Renacimiento, con prólogo de Andrés Trapiello.

Apenas tiene nada que ver con los libros anteriores de la serie, pero es muy bueno también. No resulta fácil encontrar un documento tan conmovedor de todo aquello que nosotros no vivimos, aunque sí nuestros padres. Gran Uribe insiste: no dejen ustedes de leer (o releer) ese libro en estas fechas. No lo encontrarán entre las recomendaciones para Sant Jordi que publican los suplementos de prensa. No hagan mucho caso de esas propuestas y no se me despisten. No les llevará mucho tiempo leerlo y agradecerán el consejo, sin duda.


1 comentario:

  1. Dan ganas de leerlo. A ver si encuentro el libro y me lo regalo para Sant Jordi. MJ

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