sábado, 30 de abril de 2016

Miedo dan los candidatos y también los votantes

El Duque de Wellington pasa revista a las tropas
«En cierta ocasión, pasando revista a sus tropas eventuales y poco disciplinadas, Lord Wellington comentó: “No sé si darán miedo al enemigo, pero a mí me hacen temblar”. Siempre que se acercan elecciones, alguien nos comunica su miedo a que gane Fulano o Zutano. Parece que ciertos políticos son temibles y en efecto hay algunos de los que cabe esperar las mayores torpezas o arbitrariedades. 


Pero lo que deberíamos decir es que nos echamos a temblar cuando pensamos en los votantes que pueden elegir a los indeseables. La democracia es el sistema político donde uno no tiene por qué temer a ningún candidato a gobernante, pero como contrapartida está justificado que tema a quienes eligen a entre ellos. No temblaremos bajo los caprichos del tirano sino por los caprichos de una mayoría que puede descartar al mejor y entusiasmarse con el bribón que más hábilmente sabe hacerse querer o desear.

Lord Wellington sintió un sobresalto al pasar revista a sus tropas, pero luego con ellas ganó la batalla. Lejos de ser infalible como dice la leyenda, el pueblo al que pertenecemos puede equivocarse junto tal como cada uno nos equivocamos por separado. Aún peor: su libertad política consiste en que tiene el santo derecho a equivocarse. A lo que no tiene derecho es a decir después “a mí no me representan” o antes a no prestar la debida atención a las mil fuentes de que hoy disponemos para calibrar la catadura de cada candidato y el realismo o el fraude de sus propuestas. Sea como fuere, esas son las tropas con las que debemos salir adelante y nadie puede decidir por ellas. Ya lo dijo Chesterton, “la democracia es como sonarse: aunque sea mal, cada cual debe hacerlo por sí mismo”».


Fernando Savater, Temibles, EL PAÍS (30/4/2016)



«Llamamos pensamiento mágico, en contraposición al racional, a toda forma de aproximarse a la realidad basada en la superstición, la mitología o las creencias irracionales. Hablarle a un tótem para que nos conecte con los antepasados o pensar que las plegarias sirven para provocar la lluvia son formas comunes de pensamiento mágico. Pero también es pensamiento mágico pensar que uno puede ir a unas elecciones anticipadas sin cambiar ninguno de los elementos de la oferta electoral y pensar que va a producirse un resultado diferente». 
José Ignacio Torreblanca, Pensamiento mágico, EL PAÍS (30/4/2016)

Mismos candidatos / Mismos mensajes / Mismos votantes 
De verdad, ¿alguien espera diferentes resultados?

4 comentarios:

  1. Tanto hablarnos de las ventajas del cuatripartidismo y todo eso, para que a la hora de la verdad estemos en esta situación en que unos quieren comerse a otros.
    Si nada cambia (ni personas, ni programas, ni líneas rojas) ¿por qué ha de cambiar el resultado? El que mejor coma el coco en la tele y por las redes se supone que se llevará el gato al agua pero eso está por ver.

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  2. Tienen razón tanto Savater como Torreblanca, pero es que estamos cansadísimos de esta situación. Lo digo de una forma suave, pero imagínense que lo he dicho de una manera mucho más grosera. Y no veo que haya ningún cambio. No nos queda más remedio que seguir votando al que nos parece menos malo, o no votar. Creo que es magnífica la idea de El Tapir en "INÚTILES", de eliminar por completo la campaña electoral y votar al día siguiente de anunciar las elecciones. Ahora ya sabemos todo lo que teníamos que saber, el resto es marear la perdiz. MJ

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  3. Dicen que "el pueblo nunca se equivoca" y creo que es una falacia, ya que el pueblo, cuanto más inculto sea, más fácil es de engañar. Y se volverá a equivocar.

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    1. Esta falacia es como aquella tontería -admitida axiomáticamente por muchos- de que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Los borrachos no sé, porque no acostumbro a alcanzar el estado de embriaguez, pero sí he sido niño y he dicho mentiras, aunque seguramente no tantas como los demás niños de mi entorno... Otra cosa es que la mentira de un niño suele ser ingenua y fácil de "pescar", salvo casos excepcionales de niños que luego se manifestarán casi siempre como tipos erspecialmente retorcidos...
      El Tapir

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