Veamos algunas de ellas:
[...] «Xavier Trías Fargas, por el lado catalán, no le veía claro, porque es de catalán el tembleque de piernas: se le hizo muy cuesta arriba recaudar impuestos y gestionarlos, y creyó que era más inteligente lloriquear cada año pidiendo limosna en Madrid. Si uno lo piensa bien, ahí está otra vez la maldición catalana: en esta ocasión, los señores de Cataluña prefirieron las quejas periódicas, el "peix al cove" y los lamentos que alimentan el patriotismo catalán. Ese patriotismo llorón que todavía hoy está instalado en las meninges del último presidentet de la Generalitat: "Espanya ens roba i no ens deixa votar". La opción de Trías Fargas y la Convergencia de entonces garantizaba el nacionalismo futuro, el pedigüeño y ramplón, ese que tantos buenos resultados electorales les da aunque sea a costa de empobrecer al ciudadano (y de agobiarle con tanta lagrimilla patriótica). La opción de Trías Fargas permitió que Pujol se enquistara en la Generalitat y ese quiste es el origen de un tumor que, hoy por hoy, todavía no se ha extirpado.
Ahí quería llegar, claro, a Pujol. El señor marido de Marta Ferrusola, la señora florista que tantas carcajadas (¡increíblemente gratis!) nos está ofreciendo con ese léxico anticlerical tan inesperado en una beata de la zona alta barcelonesa. ¿Quién nos iba a decir que Ferrusola no se reía tan solo de Cataluña, sino también de la Santa Madre Iglesia —y por extensión de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Quién habría pensado que Ferrusola era un poco como Rusiñol y Pitarra, los dramaturgos catalanes que más se han cachondeado de la burguesía catalana? Y qué pena que nuestro querido Albert Boadella ya no ande por aquí —harto y más que harto de la feliz parejita que mora en la calle General Mitre de Barcelona... [¿Eligieron los Pujol una calle con nombre de militar argentino por algún motivo que no sabemos? ¿Pensaban que el general Mitre era un general panameño?].
Si en los últimos 30 años Cataluña no ha pasado de ser una región autónoma en decadencia se debe, sin duda alguna, a la gestión de Pujol (senior). Pero no sólo a su gestión, sino también y sobre todo a su concepción de la política, de la relación entre Cataluña y España: su desaforado interés por mantener una pseudotensión de peixos al cove y de lamentos dignos de beata de misa de doce en la iglesia de Sarrià, solo es comparable en su desaforada afición al mangoneo, el latrocinio y la mezquindad, para cuyas aficiones no duda en usar el nombre de su padre difunto, ese Florenci mítico que, si ustedes recurren a la hemeroteca van a alucinar con su biografía: si el franquismo era un régimen de mangantes, ¿cuán mangante no debió de ser Florenci, que ya fue investigado incluso entonces por sus desmanes financieros? Florenci Pujol fue un emprendedor catalán avant la lettre, un referente, un visionario. Es conocido de todos: los catalanes somos el motor de España. Florenci no solo fue el motor de su hijo y de sus siete nietos, sino también de Ignacio González, de Francisco Correa, de Rita Barberá, de Granados, de Camps, de Millet, de Fabra...
No podemos soslayar otra verdad objetiva: del pujolismo de anteayer al soberanismo de ayer y al independentismo de hoy no es que haya un palmo de distancia, es que el uno es el hijo del otro, y así sucesivamente. Dicho de otro modo: sin Pujol el mangante, hoy no tendríamos a Puigdemont y su referéndum sí o si en el Palau de la Generalitat ni a Arturito Mas en la papelera de la historia pero asomando el hocico por el borde de la papelera. Sin Pujol —y sin Ferrusola—, Puigdemont estaría horneando cruasanes en la fleca de sus padre y muy posiblemente se habría cortado mejor esa pelambrera tan poco apta para currar, y Mas estaría solicitando una PIRMI. (Y Forcadell dando clases en la escuela de primaria de donde no debió de haber salido jamás, aunque deberíamos lamentar la mala suerte de los niños que hoy fuesen sus sufridos alumnos). Sin Pujol y sin Ferrusola, todo el mundo conciliaría mejor el sueño reparador. [...]
Sin Pujol y sin Ferrusola, todos hubiéramos sido más felices, aunque algunos menos ricos. Sin Pujol y sin Ferrusola, el asunto lingüístico en Cataluña andaría por sendas más racionales [...] Sin Pujol y sin Ferrusola, la Generalitat no sería ese monstruo torpe e ineficaz, macrocéfalo e inútil. Sin Pujol y sin Ferrusola quizás la Tv3 sería un canal digno, bilingüe y respetuoso con todos los que pagan impuestos en esta region autónoma.
Pacto del Majestic (28/4/1996): Macià Alavedra, Rato, Pujol, Aznar, Durán i Lleida, Molins, Sánchez Llibre y Rajoy / LVE |
Nada, lo que dije: lo de Cataluña es un caso de mala suerte palmaria, cósmica. Antes nos tocaban reyezuelos inútiles y ahora votamos a los inútiles —cuando no mangantes. Y luego sale uno y dice que no nos dejan votar. Por favor: ¡que no nos dejen votar más!».
Y Aznar hablaba catalán en la intimidad porque lo hacía con Pujol, que hablaba con las máquinas del Banco Andorrano al mismo tiempo.
ResponderEliminarEl texto de Lluís Bosch, de principio a fin, con el tono idóneo que requiere cada situación. Buenísimo, pongo unos ejemplos.
ResponderEliminar- ... la señora florista que tantas carcajadas (¡increíblemente gratis!) nos ...
- ... gestión de Pujol, ... su desaforada afición al mangoneo, el latrocinio y la mezquindad, ... usar el nombre de su padre difunto, ese Florenci mítico .. que ya fue investigado incluso entonces por sus desmanes financieros ...
- Es conocido de todos: los catalanes somos el motor de España. Florenci no solo fue el motor de su hijo y de sus siete nietos, sino también de Ignacio González, ... Correa,.... Barberá, ... Millet, de Fabra...
- ... Y luego sale uno y dice que no nos dejan votar. Por favor: ¡que no nos dejen votar más!».
Óptimo el artículo. Muchas Gracias Lluís Bosch por hacerme pasar un buen rato. MJ