[cf.: Pedro Sánchez: acción mutante (Rubén Amón)] |
La verdad es que con esto de la reforma de la Constitución que piden, tenemos a día de hoy una empanada mental bárbara, además de un lío terminológico y organizativo tremendo, que empieza porque ninguna de las personas consultadas por Gran Uribe sabe qué es exactamente una nación, aunque diversos comunicantes nos recomiendan algunos tratados donde se explica. Los consultaremos, descuiden ustedes. Tampoco nadie ha sabido determinar cuáles son realmente las ideas de Pedro Sánchez que, salvo una bien conocida, aparentan ser asaz volubles en opinión de muchos.
Patxi López le preguntaba el otro día al susodicho por eso de la nación, si sabía lo que era y, además, le permitía que si no tenía ideas le copiara las suyas. Su contundente respuesta fue que “una nación es un sentimiento”.
Así que, según nos cuentan en Dolça Catalunya, en Ferraz han diseñado un aparato —el sentimentómetro— de cara a organizar la nueva Plurinación Cultural, original idea de Sánchez que ha gustado mucho a los socialistas del PSC. Pero para ponerla en marcha es necesario consultar previamente a las bases cuál es el sentimiento de cada uno y con qué ítem de los expuestos más abajo se siente más identificado. Y aquí es donde entra en juego su inventor. Un tema complejo y una secuela más de la trapisonda que lió el trilero Mas, presuntamente para salvarse él y al presunto capo de la banda.
Pedro Sánchez, ejerciendo de Profesor Stroppiani, explica el funcionamiento del sentimentómetro a dos incondicionales [Fotograma de "La ladrona, su padre y el taxista" (1954) / DC / granuribe50] |
«Se conecta el aparato al sujeto mientras se le somete a diversos estímulos como la voz de Mòniquatrecentsmil Terribas, los compases del boncopdefalç interpretados en el Palau de la Música, la foto de Guardiola, la serie numérica 3%-5%-10%-22%, o el último LP de Lluís Llach a 33 RPM.
Si las constantes del sujeto permanecen estables, Sánchez dictamina que pertenece a una región: un pobre castellano, aragonés o madrileño. Si en cambio experimenta alteraciones en el ritmo cardíaco, se dictamina que el sujeto forma parte de una nacionalidad histórica, un afortunado gallego o vasco.
Pero si el paciente además deforma temblorosamente la mano en la garra de Freddy Kruger mientras se convulsiona gritando “Volemvotar!”, entonces Sánchez —emocionado y pletórico—, sentencia que el sujeto pertenece a una nación, a la gran Catalunya, als Països Catalans; i Sàntxes li recepta un butifarrèndum cada 4 anys, 12 hores al dia de TV3 i unes pildoretes d’espanyansroba i somcollonuts».
País, Estados autonómicos, Federaciones autonómicas, Confederaciones...
ResponderEliminarNo tienen ni idea, ni idea.
Deberían ir a un curso de Filosofía Política Contemporanea (a mi me la impartió F Montserrat), pero yo les recomendaría el libro de Mario Bunge, que es mi libro de cabecera de F Política...
No tienen ni pajarolera idea.
Un abrazo
Vale con el sentimentómetro, pero no sabemos qué va a hacer.
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