El iluminado Buqueras |
El atrevimiento y la simplonería de los llamados "expertos" –en casi cualquier asunto– resultan deprimentes y a menudo insultantes. Si el Gobierno no quiere ser totalitario, haría bien en no meterse donde no lo llaman, en no opinar más de lo justo, en no entrometerse en nuestras vidas y costumbres, en administrar lo que le prestamos y en dejarnos en paz con sus vigilancias, imposiciones y manipulaciones».
De aquellos barros vienen estos lodos. En efecto, ahora los gobernantes catalanes (por llamarlos de alguna manera) y diez años después de lo de Buqueras, han retomado (como no podía ser menos, ja que som collonuts) la iniciativa que ya adelantaron Zapatero y "el sabio de Taradell", y han procedido a poner la directa: no es descartable que piensen que en Europa nos admitirán antes si tenemos sus mismos horarios, en lugar de los de la atrasada España. Y como en la susodicha España no quieren quedarse atrás, no vayan a considerarnos unos atávicos cavernícolas, se han sumado al carro que estrenó el ínclito Zapatero.
Resulta que en Milán se cena a las 19h, y en Nápoles a las 21h, pero en Sevilla y Barcelona vamos todos a una. I no pot ser que fem com a Andalusia, Múrcia o Albacete: som una nació diferent. Así que la Generalitat quiere obligarnos por ley a comer cuando digan los políticos nacionalistas. ¿Y por qué ahora comemos a las 14h. y cenamos a las 21h.? Dice la Generalitat que por culpa de "la herència espanyola".
Iniciativa per a la reforma horària, es un chiringuito nacionalista impulsado "bajo los auspicios de la Generalitat" y pagado por todos: 130.000€ que regalan la Generalitat, el ayuntamiento de Barcelona y la Diputación (¿hay algún tenderete nacionalista que no paguemos todos los catalanes?) para alterar "las políticas del tiempo", "cambiar la cotidianeidad", conseguir "un nuevo paradigma de los horarios en Cataluña" para "la Cataluña que viene" e "impulsar la nova fase de construcció nacional".
¿Cómo se come esto? Pues como en todo nacionalismo que se precie, con propaganda a lo Goebbels: ("generar un estat d’opinió pública favorable") y mangoneo político ("creació d’una Comissió d’Estudi al Parlament"). Pura ingeniería social.
Y una hoja de ruta, que incluye "mociones municipales a favor de la reforma horaria", un "Consell Assessor" en la Generalitat y hasta una "Comisión legislativa" en el Parlament que este año se propone decretar a qué hora tenemos que comer los catalanes mediante una especie de "Ley del tiempo" que nos obligue a comer a las 13 y cenar a las 20h.
¿Y qué nos prometen a cambio? "Incrementar el nivel cultural", "éxito escolar", "bajar la siniestralidad", "mejorar la calidad de vida" y nada menos que "aumentar la natalidad".
Es la Catadisney descendida ¡al fin! a la sacrosanta tierra catalana. Aquí no hay dinero ni para educación ni para sanidad (que están hechas una verdadera pena), pero sí para que cenemos —vía decreto— a la hora de la merienda o del 'cubata de media tarde'. Aviso a los navegantes: si el próximo verano ven ustedes a algún friqui comiendo a las 12 en la playa o cenando a pleno sol de tarde (sudando la gota gorda), ya lo saben, no es un guiri (que se adaptan encantados a nuestros horarios): es un procesista cumpliendo a rajatabla la "reforma horaria" decretada por el Govern.
Mi padre tiene una frase, un tanto violenta, que dice: Todo el día matando tontos y cada día nacen más. Está claro que estilísticamente no es muy elevada, aunque lleve dos verbos tan extremos como nacer y matar, pero en el fondo de la cuestión, acierta de lleno. Y por lo que veo, en el entramado institucional catalán, mi padre no daría abasto.
ResponderEliminarEstoy a favor de nuestro horario. Es más, a mí, realmente, como tiendo a la nocturnidad, me convendría un horario canario. De hecho, esta tarde todavía no hemos salido (lo haremos a las 21h), pero no entiendo una cena que no sea de noche y he desayunado más veces a las 12 que almorzado a las 13. En definitiva, que los de fuera podrán enseñarnos a hacer nanotecnología (ójala), pero no a vivir la vida. Por tanto, totalmente de acuerdo con Marías (tú que eres llena de gracias).
Mateo M.
Sí, en esta casa somos tirando a noctámbulos, especialmente la parienta, incluso cuando estábamos en plena actividad laboral. El horario de Canarias nos gusta más que éste, y también el clima.
EliminarYo también he desayunado más veces a las 12 que comido a las 13 (creo que no lo he hecho nunca, aunque si somos buenos catalanes tendremos que empezar a hacerlo).
Aunque no sé lo que es la nanotecnología, me lo puedo imaginar y, en efecto, "la Europa de los mercaderes" (como se la llamaba en el franquismo) no tiene nada que enseñarnos respecto a lo de vivir la vida. Si no, que miren a los guiris, qué bien se lo pasan cenando a las tantas en Ibiza, o en Benidorm, o en la Costa del Sol.
Si quieren armonizar el horario del trabajador con la vida familiar, lo primero que tienen que hacer es, por ejemplo, prohibir que la gente de las oficinas esté 10 horas o más en el puesto de trabajo, en horas que no se cobran. La gente teme irse a casa antes que otros porque eso está mal visto y te pueden tomar el número. Y la empresa... contentísima, claro. Tendrían que obligar por ley a que el empresario diera una patada en el culo a todo aquel que exceda su horario sin cobrar. Esto no sería nanotecnología: simplemente ciencia ficción.
En el resto de España también nos están dando la vara con este asunto, es de suponer que para hacernos los modernos. Dice Fernando Savater en un artículo titulado "Toros", en el que compara el antitaurinismo de España con el taurinismo francés:
ResponderEliminar«En cambio los españoles tenemos horror a parecer irracionales, bárbaros, supersticiosos, etc... Estamos obligados a ganarnos la bula de la modernidad a pulso, porque nada se nos da por supuesto. Y a veces quedamos disecados por el qué dirán».
http://elpais.com/elpais/2016/12/09/opinion/1481294946_925473.html
Muchas gracias
F.G.
A mí que me dejen como estoy.
ResponderEliminarMientras no organicen un servicio de inspectores para comprobar el cumplimiento de la ley...
ResponderEliminarEn este orden de cosas, y según una carta al director de El País (desconozco su credibilidad y, desde luego, me cuesta darle crédito), ya hay una asociación (?) que pretende que se controle la asistencia de extranjeros al campo del Barça, ya que en el último "clásico" hubo bastantes que aplaudieron el gol in extremis de Sergio Ramos y ello es susceptible de "provocar tensiones". Ah recony!, lo faltaba... ¡Nunca me sorprenderé bastante de todas las cosas que están ocurriendo últimamente en Cataluña!
El Tapir
Pues ya pude usted ir dando crédito a esa información, que es tan cierta como que quien le escribe ahora es Gran Uribe. Hay que controlar a esa gente a la que se le ocurre aplaudir un gol del Madrit. ¡Habráse visto!
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