El ministro de Exteriores dice que el exilio económico de los jóvenes es por "inquietud" y "amplitud de miras"
Viñeta de El Roto (15/12/2016) |
También ha subrayado que «irse fuera de España enriquece, abre la mente, fortalece habilidades sociales y no supone rehuir responsabilidades sino adaptarse a un mundo mejor. Actualmente quiénes salen fuera lo que muestran es una iniciativa, una inquietud, una amplitud de miras, una adaptabilidad y una apertura a nuevos horizontes. Yo comprendo que hay gente que prefiere quedarse en España, que no se movería de su lugar de origen. Pero yo, honestamente creo que ir fuera es algo que enriquece a uno, que aprende a vivir en nuevas culturas y nuevas costumbres, Salir al extranjero contribuye a la formación personal y profesional, da un capital que nosotros queremos que, cuando vuelvan, puedan poner al servicio del desarrollo en España»
Pues ya ven, el nuevo ministro de Exteriores, el sustituto de Margallo, ha abandonado los afanes hegemónicos de su antecesor (Gibraltar) para centrarse en agradecer que los licenciados se vayan fuera de España a ganarse el garbanzo.
En efecto, comentando el título de la entrada, se diría que ese sujeto se ha inspirado en El Roto para alegrarse del hecho de que miles de universitarios, educados a costa del Pepet i la Maria, tengan que marcharse a otros países porque aquí no encuentran un trabajo digno, estable, y adecuado a sus intereses y conocimientos.
Vaya, una especie de Erasmus de efecto retardado, emprendido voluntariamente y en el que los que han acabado la carrera viven una última aventurilla, antes de volver al redil más formados, para poner su capacitación al servicio de España. Y se queda tan ancho ese inútil.
Al hilo de algunos comentarios de Tot Barcelona (inspirado para la ocasión por Pedro Ruiz):
En efecto, nos gobiernan los últimos de la clase. Esos que, por ejemplo, en los jesuitas de los 60 —que es lo que conoce G.U.—iban migrando de pupitre (hacia atrás) a medida de que no eran capaces de responder a las preguntas más elementales que se planteaban, cuestiones que otros más avispados (los que estaban por detrás) las contestaban por debajo de la pata y así subían puestos adelante. Estos últimos eran los que hoy en día se irían a "ampliar miras" a Europa.
Ya para acabar: esos cangrejos —los más zoquetes de la clase—, esos y no otros son los que luego se hacen políticos. Nos recordaba El Tapir, comentando lo de Lluís Bosch, una frase que era bastante común en la mili de antes: "el que vale, vale, y el que no, pá cabo"; aún más antiguamente se decía también algo así, destinando al oficio de cura a los más tontos.
Pues ahora se puede actualizar la frase para los políticos. Basta para serlo con saber abrirse paso a empujones y tener la labia y el cacumen suficiente para empollarse los 'argumentarios' que les suministra el partido, para repetirlos luego como loritos ante las cámaras y en los mitines. Así llegan, con el tiempo, a chupar del bote después de haber hecho lo mismo con el culo de quien corresponda. Esos son los que nos gobiernan, aquí, allá y acullá. Y la gente válida... mejor que se vaya a aprender a vivir en otras culturas, cuanto más lejanas mejor.
¡Qué razón tiene Tot Barcelona! (y el listillo Pedro Ruiz).
Siempre he dicho que nos gobiernan los últimos de la clase, y que para todos los trabajos hace falta o una licenciatura o bien un aprendizaje. Para político no, para político sólo con reir las gracias al que manda es suficiente. Hay que pensar en el futuro, y el futuro es el Senado, de cenar cada noche, se entiende.
ResponderEliminarEstos analfabetos funcionales están haciendo una masacre con la juventud. Lo comparo con la guerra incivil. Distinto envase , pero idéntico resultado. Quedarnos sin savia jóven y preparada.
Salut.
Buen año.
Sí, sí, tiene usted razón, como la tenía el inspirado Pedro Ruiz.
EliminarSí, G.U. y Tot Barcelona, aunque algunos hayan sido capaces de sacarse licenciaturas, doctorados u oposiciones más o menos difíciles, ¿con enchufe?, se merecen, por supuesto, el título de últimos de la clase. Si alguien por estar en el candelero y tener poder hace la pelota permanentemente y dice gilipolleces, a menudo barbaridades, como las que oímos a los políticos, ocupa por derecho propio esa última posición. Y porque no hay otra más atrás.
ResponderEliminarOtro año más que no me toca ni siquiera el reintegro de ningún número de lotería. Yo también deseo salud, buen humor, buenas fiestas y buen año. MJ