Habitación del Parador de Alcalá: fotografía tomada desde el inodoro |
Bueno, sigamos. Lo que llaman ahora la "domótica" de la habitación es tremendamente compleja, y se regula por un cuadro de mando similar al de la cabina de un Airbús.
En efecto, no inventamos nada. Hay ininteligibles emoticonos alegóricos en cada botón: luz para levantarse, plena luz, luz para el descanso, luz para leer, luz para ir a dormir, etc. Y en el baño, luz para afeitarse (se activa si te acercas al espejo), para ducharse, para ir al retrete (cuando te bajas los calzones, es de suponer). En fin, por no hablar del panel que regula el asunto de la ducha y sus diferentes chorros (eso lo explica muy bien Javier Marías), o el otro, el que permite interaccionar con las persianas, claro que éste es más sencillo: solo admite "cerrada" o "abierta", sin término medio posible. Oscuridad total o plena luz.
Por cierto: en los comentarios sobre el hotel —en la página web de Booking.com— las opiniones de los clientes son absolutamente laudatorias, la gente (emocionada) está que alucina. Gran Uribe se ha quedado out. Se lo hará mirar.
Javier Marías —un tipo un poco cascarrabias— es una persona viajada, que pensaba (antiguamente) que si uno se alojaba en un buen hotel iba a estar mejor que en su casa. Pero, rebotado como está ahora al ver que eso ha cambiado, incide con cierta frecuencia en estos asuntos. Hoy nos explica algunas de sus últimas anécdotas en este campo.
«En el segundo establecimiento pude fumar, pero me encontré –como también empieza a ser costumbre– con que no había bañera, sino tan sólo una extraña ducha, compuesta de una baldosa a ras de suelo y limitada por unas rendijas por las que supuse que se iría el agua según fuera cayendo. Es decir, ni siquiera cabía la posibilidad de “llenar” un poco aquello y darme un simulacro de baño, lo único que me hace revivir por las mañanas. Busqué en todo caso los grifos, pero no había, ni ninguna palanca que pudiera hacer sus funciones. Largo rato, como un imbécil, miré aquella “alcachofa” colgada que no había manera de poner en marcha. Hasta que por fin, muy oculto y enigmático, vi un panel metálico con unas chapas también metálicas y unos dibujitos incomprensibles. Tal vez el uso generalizado de “emoticonos” ha convencido a los hoteleros de que nadie necesita letras ni iniciales: antes, en los honrados grifos, solía haber una C para caliente y una F para frío, o lo que tocara en cada lengua; claro que cada vez es más infrecuente la existencia de dos grifos. Bien, apreté un botón y salió agua hirviente. Apreté otro y salió helada. Apreté un tercero y no era templada. Había dos o tres más, pero preferí no averiguar, porque tal vez la baldosa se habría hundido bajo mis pies, quién sabe, como si fuera una trampilla. Ducha escocesa, a eso me obligó la brutal alternancia, aunque estuviera en Alemania».[...]
Enlace: Laberintos y trampas y arcanos
[A la atención de El Tapir: algunos ejemplos de emoticonos y comedor del Parador de Alcalá de Henares]
Lo más difícil en los hoteles es lo de las duchas. Es bárbaro. No se acierta nunca. MJ
ResponderEliminarMe han hecho mucha gracia los comentarios de Gran Uribe y de Marías, aunque me he quedado con una duda: ¿qué demonios son los "emoticones"? Respecto al parador de Alcalá de Henares, estuve visitándolo (no alojado) hace unos años con los arquitectos representantes de las Ciudades Patrimonio, y comentamos que la "entrada a saco" de los decoradores les había jodido (con perdón) el proyecto. Recuerdo con horror, entre otras cosas de un pésimo gusto, unas enormes lámparas en el comedor, que le sentaban como a un Cristo dos pistolas, y no por modernas -creo firmemente en la "interacción" (palabreja muy de moda) entre lo antiguo y lo moderno, siempre y cuando se haga con criterio, sencillez y buen gusto- sino por horneras. Había otros detalles de dudoso gusto, pero se me quedó grabada especialmente la imagen de las colosales lámparas que se lo comían todo (por suerte, respetaron nuestra cena)...
ResponderEliminarEl Tapir
Gracias, Gran Uribe, ahora sé lo que son los emoticonos, aunque ya me imaginaba que sería una gilipollez de este tipo. En cuanto al baño del dormitorio del parador de Alcalá de Henares, me falta ver la posición de la taza del retrete, un lugar clave en el cuarto de baño, donde la intimidad es vital (al menos para mí).
EliminarEl Tapir
Habrá que buscar hoteles libres de decoradores ultra modernos, con grifos y llaves normales, y con dueños, o gerentes, o lo que sea, con algo de sentido común y menos ansias de modernidad. Yo huí, entre divertida y cabreada, a primera hora de la mañana de uno de Tarragona que me tendió diversas trampas en una noche. Me duché en casa, y me sentí, a la vez, un poco cateta, pero muy feliz.
ResponderEliminar