Miguel Gila / Portada de Hermano Lobo nº 50 / 21 de abril de 1973 |
«Uno de los mejores chistes del Gila dibujante mostraba a un tipo malencarado apuñalando concienzudamente a un pobre diablo que chillaba. Un viandante le dice al agresor: “¡Hombre, no le apuñale más!”. Y el otro contesta: “¡Pues que deje de llamarme asesino!”. Gila acertaba de pleno en aquellos tiempos en que ETA cometía un asesinato por semana, mientras Batasuna acusaba a la Guardia Civil de “criminalizar” a la juventud vasca. Suele pasar también que el hombre público que defrauda utilice todos los eufemismos para distinguirse de los estafadores y se indigne con quienes le gritan “¡chorizo!”, faltándole al sacrosanto respeto. Por favor, más educación, no insultar...
Por el mismo camino, los nacionalistas catalanes se encabronan mucho cuando se les recuerda que la inmersión lingüística que practican y que algunos insisten en afirmar que ha tenido gran éxito (en realidad, sólo el de privar a muchos ciudadanos del derecho a estudiar en la lengua común del país) es de corte neofranquista. Lo cual no quiere decir que Mas sea Franco y la Generalitat una dictadura (no podría ni queriendo, porque forma parte de un Estado de derecho) sino que esa disposición educativa responde a la mentalidad franquista de que el país se divide si todos no estudian en la lengua imperial. Y los ciudadanos que se concentraron frente a la escuela de Mataró para protestar contra la aplicación legal del 25% de castellano (en sí mismo una limitación injusta, porque el castellano debía ser tan lengua vehicular de la enseñanza como el catalán) tampoco pueden extrañarse de que se les compare con otras turbas autoritarias, no con liberales ni pluralistas.
Menos susceptibilidad indignada y más respeto a los derechos de los compatriotas. No se puede ser madame de burdel y llamarse doña Virtudes…»
Fernando Savater, EL PAÍS, 6 de junio de 2015
Muy bien el artículo de Savater ilustrado con el genial chiste de Gila. Claro, si se le dice a alguno (por ejemplo político que roba) lo que es en realidad, parece que se le esté insultando, pero sólo se le llama por su nombre. Respecto a los manifestantes de Mataró contra la aplicación del 25% en castellano, la verdad es que las pancartas y las consignas, y algunos artículos escritos por los que protestaron, daban verdadera grima. MJ
ResponderEliminarPues sí, se está perdiendo la sana costumbre de llamar a las cosas por su nombre. Y eso es grave. Pervierte el lenguaje, y también la mente. Nos aleja de la realidad.
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