Fotografía de Albert García |
[...] "Ciertamente, una cosa es decir que una mayoría abrumadora del censo electoral catalán estaría por la independencia y algo muy distinto es demostrar ese anhelo de forma razonada. Hoy por hoy, lo que tenemos es una sociedad dividida y por ahora no consta que haya un vuelco significativo de una de las mitades de esta sociedad hacia la otra mitad. Al contrario, la confusión aumenta. No es imposible que la mayoría de la sociedad acabe sintiéndose independentista, pero las cifras son por ahora de signo contrario.
Eso lleva a preguntarse si estamos en una fase de exaltación o de saturación. Dicho en breve: la pregunta es si perdura la fiebre secesionista con la misma extensión e intensidad que en períodos previos —por ejemplo, con el 11-S— o si ya estamos en una fase de saturación a causa de nuevas circunstancias, del cúmulo de errores nacionalistas y de la caducidad semántica del mensaje, populista y emocional.
[...] Lo sorprendente en el caso de la Cataluña de hoy es hasta qué punto el relato es primario y con fecha de caducidad. Esto hace pensar que el afán independentista, además de no ser tan mayoritario como se supone y no solo en ERC, corresponde a otras insatisfacciones y precariedades, a un descontento que no es tanto de matriz identitario como de fondo social muy variado. No en vano, después de sus recortes sociales, Artur Mas tuvo que acudir al Parlamento autonómico en helicóptero".
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