miércoles, 14 de noviembre de 2018

Huyendo de la "Casa tomada" (1)

Esta entrada la dividiremos en dos para para no hacerlas demasiado extensas. "Huyendo de la casa tomada" (1), la primera y "Siempre nos quedará París" (2), la segunda.

Vamos con la primera. Algunos de ustedes, los de edad más provecta y mayor vocación lectora, recordarán el relato de Julio Cortázar titulado "Casa tomada", uno de los más conocidos de ese monstruo, dicho sea con todo el fervor, admiración y cariño hacia su autor. Les reproducimos las líneas finales de esa inquietante historia:

[Julio Cortázar, Casa tomada (fragmento); Los relatos 3. Pasajes, Alianza Editorial (El Libro de Bolsillo), 1976]
Viene a cuento porque los miércoles acude a limpiar el piso en que habitamos (somos unos "burgueses de mierda") una mujer joven que, muy habladora ella y poco organizada, pone la casa patas arriba, armada de frascos de lejía y Don Limpio, además de una ruidosa escoba eléctrica, abriendo cuantas ventanas encuentra a su paso, por frío que haga.

Eso nos obliga a ir retrocediendo hasta que ya casi no queda espacio vital disponible y no hay más remedio que abandonar la casa a su suerte. El asunto tiene un efecto colateral ventajoso, ya que es el día que uno aprovecha para hacer salidas más allá del barrio, visitar exposiciones y cosas así, como hoy.


1 comentario:

  1. A veces, yo también tengo esa impresión en casa. Y sueño que está atiborrada de cosas y que ya no quepo.

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