Según ha leído a veces G.U. —dicen que está en sus memorias—, Kandinsky descubrió el arte abstracto cuando un día, al volver a su casa, se emocionó mucho al ver un cuadro que, en un principio, no reconoció como propio. Era una obra suya (de las del principio), que estaba puesta boca abajo. Fue entonces que decidió abandonar la representación del objeto, el "arte figurativo", y se empezó a iniciar en el "arte abstracto", del que fue uno de su pioneros. Eso es lo que G.U. intentaba explicar a sus alumnos de bachillerato, siempre se ha dicho eso, pero se non è vero, è ben trovato
Si la pintura representa un objeto, el pensamiento se centra en ese objeto de la realidad y se hacen asociaciones con ella. Él se habría dado cuenta entonces de que si no representa nada concreto, se desconectan entonces las asociaciones de conocimiento y entra en funcionamiento la sensación. Y, por tanto, si el pintor se libera de la representación física en el cuadro, consigue liberar el mensaje de ideas concretas sobre objetos concretos y desviarlo a otras más abstractas: al color, a la línea, al plano, en fin, a los elementos básicos de la imagen y a las sensaciones sinestésicas que producen.
Con estas ideas por bandera, dio clases (muy buenas, por cierto) en la Bauhaus, hasta que los nazis la cerraron en 1933 y tuvo que emigrar a Francia. El Führer había calificado su obra como "una chapuza propia de un niño de ocho años sin talento". Kandinsky y muchos otros artistas fueron etiquetados por los nazis como pertenecientes al "arte degenerado", llegando a organizarse en Munich, en 1937, una exposición para mostrar lo que "el sano sentimiento popular" debía rechazar, con cuadros incautados de diferentes museos alemanes. Allí estaban obras de pintores expresionistas, cubistas y abstractos: Emil Nolde, Marc Chagall, Kirchner, Piet Mondrian, Paul Klee, Josep Albers, el propio Wassily Kandinsky y muchos otros. Al acabar la exposición se procedió a quemar bastantes de ellas, pero no todas...
Vasily Kandinsky (1866–1944). Composición VIII (Komposition VIII), julio de 1923 Óleo sobre lienzo, 140 x 201 cm. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York |
Enlace: Guggenheim-Bilbao/composicion8
[1) Detalle cheka (calle Vallmajor); 2) Apoteosis en la visita de Himmler a Montserrat; 3) Himmler, a la derecha, visitando la cheka] |
La "cheka" de Vallmajor, vista desde la calle Ravella (Google Street View)) |
Según nos contaba Tot Barcelona allá por 2010 (ayer nos lo recordaba en un enlace) y también en 2016, ese Himmler visitó algunas de las celdas individuales, en las que se habían montado diversos elementos para "minar la cordura" de los presos. Los cubículos eran amplios, de unos seis metros cuadrados, y en ellos había un murete inclinado, a modo de cama, adosado a la pared. Éste estaba inclinado un ángulo de unos 20 grados.
Habrá quizá a quien no le diga nada lo de los veinte grados, pero G.U. —que de esto sí sabe algo— se lo aclara a ustedes: es la inclinación necesaria y suficiente para que el preso pueda mantener el equilibrio mientras permanece despierto, pero en el momento en que consiga dormir... ¡al suelo! Pero todo estaba previsto: en éste sobresalían unos ladrillos puestos de canto para evitar que se tendieran allí los caídos de la "cama" (véanse fotografías superiores).
Una obra de Josep Albers |
Estaban puestos allí como modo de tortura para los presos, siguiendo al pie de la letra las teorías de ciertos psicólogos alemanes, según las cuales ese tipo de pinturas acababan trastornando los sentidos de los prisioneros. Ignoramos la eficacia adicional que tuvo esa decoración en este aspecto, pero sin duda no contribuirían en nada para aliviar la situación de los allí encerrados. Si por lo menos hubieran puesto el "Dormitorio en Arles", de Van Gogh...
Josef Albers en su casa, 1968 [foto de Henri Cartier Bresson] |
Josef Albers. Double Homage to the Square, 1957 |
Según Tot Barcelona, "la idea que se llevó en su visita a la "cheka" de Vallmajor no fue la de los cuadros, no. Fue la utilización de los hornos de las cocinas para hacer desaparecer los cuerpos de los encarcelados... esa fue la idea que presentó dos años después, mejorada y ampliada para, su solución final".
Enlaces a totbarcelona.blogspot.com
Josef Albers les decía a sus alumnos : "prefiero ver con los ojos cerrados".
ResponderEliminarEl cuadro que está en la cheka y en el que se ve a Himmler sentado, es una copia de la serie "Homenaje al cuadrado".
Años más tarde, los mismos psicólogos alemanes, se dieron cuenta de que lo que sirvió como experimento en Barcelona se justificaba con los experiementos que ellos mismos llevaban a cabo con los prisioneros de los campos de concentración; que tras tenerlos presentes durante interminables horas jornadas, los prisioneros acababan con los sentidos trastornados.
PD: Este fue un trabajo que presenté en la Facultad de Pedagogía, bajo la batuta de R. S., en la asignatura Arte y Sociedad, hace ya unos cuantos años.
Salut
Puede que alguna obra de arte llegue a resultar una tortura. De todas maneras, es un punto de partida para hablar de las barbaridades que se hicieron. Había oído hablar de las checas, pero por encima. Vale la pena haber sacado este tema para saber qué pasó en realidad. MJ
ResponderEliminarBueno, pues como ha dicho G.U., en la calle Vallmajor, de Barcelona, hubo una de las más famosas de la ciudad, en ese siniestro edificio cuya fachada por la calle Ravella aparece en la fotografía. Dicen que hoy está habitado por unas monjas, aunque yo, que viví varios años en esa calle, nunca ví salir o entrar a ninguna. ¿Será una de tantas "leyendas urbanas"?
ResponderEliminarEl Tapir