Dejemos a Lluís Bosch que lo comente, con esa dosis de impagable retranca que utiliza a veces (¿como autodefensa?):
«El laboratorio de ocurrencias etnicistas también conocido por Assemblea Nacional Catalana (ANC) parece que mantiene su buen nivel de propuestas de merchandising separata. Aunque hoy ya no es lo mismo de antaño, cuando vendían el kit de camiseta, foulard, chancleta y zurrón para acudir a sus desfiles de los 11s de septiembre a más de dos millones de ilusos.
¿Cuál es la última ocurrencia? Ante la inminente llegada de la fecha del 23 de abril, Día del Libro o Dia de Sant Jordi —si vive usted en Cataluña—, han tenido una idea brillante: comprar 1.500.000 rosas amarillas para inundar las calles del color de su reivindicación. El calendario se lo ha puesto a huevo: Sant Jordi y los Jordis. Mira tu qué casualidad tan casual nos ha caído del cielo.
El gremio catalán de productores de flores ha puesto el grito en el cielo: ellos solo cultivan rosas rojas, y el millón y medio de flores amarillas que pretende vender la ANC deberán comprarse en el extranjero. Ese giro argumental del separatismo mercantil de última hora les podría hundir la temporada, dicen los emprendedores catalanes de la flor. Los alegres chicos de la ANC, sin embargo, han hecho oídos sordos a la protesta del gremio de cultivadores florales. No me extrañaría nada que les acusaran de malos patriotas, de cómplices del 155 o de cualquier lindeza similar. La ANC necesita fondos y, si en algo siempre han sido listos los alegres chicos de la ANC, es en el asunto del cash. Poco les importa que el conflicto entre Cataluña y España devenga en un conflicto guerracivilista entre catalanes y catalanes. La ANC comparte la ceguera loca del señorito que reside en un palacete en Waterloo. La estupidez no tiene límites.
Ignoro si van a llevar a cabo esa operación. Y mucho me temo que deben estar muy orgullosos de la ocurrencia: han encontrado una nueva ocasión para ganar pasta a la vez que crear más división y más mal rollo entre la población allí donde (todavía) no lo había. Este próximo 23 de abril, la gente que se pasea con una rosa por la calle podrá constatar, una vez más, la fractura social. Y lo podrán hacer con un código de color, que es un lenguaje accesible para todos. Solo con observar (y quizás llevar la cuenta) de las rosas rojas y las rosas amarillas que uno se cruza por la calle, se sabrá quienes son "els nostres" y quienes son "els altres". Buen rollo al canto, pues.
Reconozco que yo, en santjordis anteriores, me entretenía en dilucidar el libro que la gente llevaba bajo el brazo, y de ello sacaba conclusiones facilonas y tontas: este lleva un Dolores Redondo, luego es una víctima de la publicidad editorial; este lleva las memorias de Jordi Pujol (es un rancio); este un Dostoievsky (este sí que sabe). Y cosas similares. Un entretenimiento algo autista, para uso privado y exclusivo.
Lo del próximo Día del Libro será muy distinto. Me temo las miradas de desprecio entre los de la rosa de un color y los de la rosa del otro. Y me imagino los disgustos subsiguientes: ¿Has visto, Paquita, que el vecino del séptimo la llevaba roja? Ya me parecía a mi que no era muy afecto... A partir de ahora no le pienso sostener nunca más la puerta del ascensor cuando llega tras de mí. ¡Por facha!; ¡Montse, tu cuñado llevaba una rosa de los otros! ¿Qué haremos en las próximas navidades: les invitamos o no?
Simulación infográfica de un fragmento de la portada del digital Vilaweb del 23 de abril de 2018 / (Ll. Bosch / granuribe50)
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Ante tanta irresponsabilidad y tanta mala saña, me pregunto como se les habrá pasado por alto, a los técnicos de marketing de la ANC, las posibilidades que les ofrecen otras fechas emblemáticas, en las que podrían sacar tajada del asunto a la vez que provocan más enfrentamiento social, familiar y laboral»:
Y pasa Lluís Bosch a enumerar, a modo de "tormenta de ideas" (brainstorm, dicen por aquí), una serie de sugerencias para otros días del año, de modo que la rueda no cese nunca de girar. En aras de la brevedad no las reproducimos aquí, pero les remitimos a su entrada 1.500.000 rosas (amarillas). Vale la pena (y el humor ¡que no nos falte!).
Pues que no les pase nada a los productores catalanes, porque no habrá rosas amarillas de aquí, dado que la producción es en rojas.
ResponderEliminarSerá cojonudo ver como se compran rosas de Holanda y/o Colombia por su color amarillo mientras que las del Maresme, por rojas, se tendrán que tirar.
Ya pueden temblar ¡¡¡
Salut
Si en son de cansats!
ResponderEliminarAra que si roses grogues per Sant Jordi. Ho manyuclen tot. Oi me fan.
También podían haber dicho que los capullos amarillos llenarían las calles en honor a sus santos patrones los JordiC ...... He caído en la tentación, pero no del todo porque no he terminado la palabra. MJ
ResponderEliminarFantástica infografía, Gran Uribe. Gracias por mencionar el blog. Y eso, que no nos falte el humor, o de lo contrario nos dará, por lo menos, una úlcera estomacal con tanta dignidad y tanta reivindicación y tanta tontería supremacista.
ResponderEliminarSi no encuentran rosas amarillas, que le pidan prestadas unas cuantas a Pep Guardiola.
ResponderEliminarPepe Hucha....Pepe Hucha...
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