martes, 27 de marzo de 2018

El posible reencuentro de Junqui y Puchi

La mofa de ex-Fuigdemont ante las cinco advertencias del Tribunal Constitucional
No será porque no lo advirtieran repetidas veces los letrados del Parlament y los asesores jurídicos del Govern, además del Consell de Garanties Estatutaries, al que no se quiso escuchar, ninguneando su informe en el que avisaba de las ilegalidades que se estaban cometiendo. Fuigdemont mostraba muy ufano a los periodistas las cinco resoluciones del Tribunal Constitucional. Estaban desafiando gravemente al Estado de Derecho entre risas de complicidad, mofas diversas y Catalunya endavant, sobre todo eso, endavant. Y en eso estamos. Aquello era jauja, y el Estado y el Derecho... minucias en las que uno podía cagarse sin problema. Ahora viene el rasgado de vestiduras y el llanto y crujir de dientes.

La consecuencia inmediata de todo aquello es que no parece lejano el reencuentro entre Junqueras y Fuigdemont, en este caso en el penal de Estremera, donde no sabemos si compartirán habitación, aunque seguramente coincidan en el patio haciendo footing en chandal o en el comedor. Sin duda, las experiencias de uno, tras pasar ya seis meses en el trullo, le pueden ser de gran utilidad al novicio.

Esperemos que no haya mal rollo entre ellos, aunque sabemos, por fuentes generalmente bien informadas, que Junqueras se ha alegrado bastante del apresamiento del fugitivo. No es mal lugar para debatir con calma y sosiego el devenir del procés, ahora en manos de los entusiastas comandos del CDR, del costurero Torrent y de TV3. Ilustramos el comentario con una imagen que corre por WhatsApp, publicada en twitter por un tal @Delsurgr.




Bromas aparte, que buena falta hacen porque esto es un coñazo, vamos con un texto de Roger Senserrich, titulado El conflicto real en Cataluña, que Gran Uribe comparte al cien por cien, por lo menos en la parte que ha seleccionado:

[...] «En una democracia, en un estado de derecho, las leyes están para proteger los derechos de aquellos que no han ganado las elecciones. Los tribunales están ahí para garantizar que los políticos no abusen su poder. Cuando el poder judicial interviene en Cataluña contra los dirigentes independentistas, no lo está haciendo porque son una institución autoritaria, antidemocrática y anticatalana, sino porque los políticos independentistas estaban utilizando las instituciones para vulnerar los derechos fundamentales de la mitad de la población del país. Que Puigdemont hubiera ganado las elecciones es irrelevante; lo crucial, el punto fundamental del problema es que su gobierno estaba aprobando leyes saltándose todos los procedimientos legales que garantizan que los derechos de aquellos que no mandan no sean pisoteados. La prioridad de Llarena no es defender “la unidad de España”; es defender mi derecho, y el de la mitad larga de la población catalana, a que la decisión más importante sobre el futuro de mi país no sea tomada por las bravas en un pleno parlamentario grotesco con una mayoría minúscula. El Tribunal Supremo no os oprime; me está protegiendo de vosotros.

Esto no va de “perseguir la voluntad de los catalanes” como decía ayer el tipo que en teoría representa a todo el parlament como institución. La voluntad de algo menos de la mitad de los catalanes es la secesión; la voluntad de algo más de la mitad de estos es seguir en España. El juez está metiendo a gente en la cárcel porque los primeros estaban imponiendo a los segundos sus ideas desde las instituciones, sin el más mínimo respeto al estado de derecho». [...]


1 comentario:

  1. No son todos, ni tan siquiera la mayoría, son unos cuantos con ganas de estropearlo, eso si, todo.

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