domingo, 26 de julio de 2015

Un recuerdo para Inge Morath

Un artículo de Juan José Millás nos ha recordado a esa maravillosa fotógrafa, que estuvo casada con Arthur Miller (también Marilyn Monroe): Inge Morath, una de las grandes figuras de la agencia Magnum (Henri Cartier-Bresson, Eve Arnold, Cristina García Rodero, Sebastião Salgado, etc.). El artículo se titula No somos nada.

Artur Miller / INGE MORATH (MAGNUM)
«Hay retratos que funcionan independientemente de la persona retratada, que en el caso de hoy es Arthur Miller, autor de Muerte de un viajante o Todos eran mis hijos, además de marido aleatorio de Marilyn Monroe. Pero funcionaría igual si se tratara de un tipo cualquiera. Usted abre el periódico, tropieza con esta imagen y se detiene unos segundos. Quizá, después de pasar la página, vuelva sobre sus pasos para leer el pie de foto, que podría decir algo así: “Un tipo cualquiera, en su casa, anotando los gastos del mes (quizá haciendo la lista de la compra) con su hijo en brazos”. En los periódicos hay una ausencia escandalosa de cualquieras, por eso se agradece cuando sacan a uno. 
 Arthur Miller, aquí, es cualquiera porque su jersey es el de cualquiera, su camisa es la de cualquiera, sus gafas son las de cualquiera, su actitud es la de cualquiera, su hijo es el de cualquiera. El talento de la fotógrafa (Inge Morath) no ha sido sacar a Miller, sino al cualquiera que llevaba dentro. Significa que el escritor atravesaba por momentos en los que no era nadie, que es lo normal, no ser nadie. No somos nadie, nada, pero pocas veces lo vemos reflejado con la calidad que se aprecia en esta instantánea. Ya ven, hoy no se ha afeitado, tal vez ayer tampoco, el pelo de la cabeza comienza a ralear, a dispersarse. Envejece. De no saber que el niño es su hijo, lo habríamos tomado por su nieto. 



Lo bueno de las fotografías inteligentes es que fingiendo mostrarnos una cosa nos muestran otra. Este Miller podríamos ser usted o yo. Incluso podríamos ser el niño. O sea, nadie, nada».


Inge Morath estuvo en 1955 en España recorriéndola de punta a cabo y realizó unas fotografías estupendas, como no podía ser de otra manera. Nunca molestaba, nunca agredía. Lo más importante era el respeto hacia el otro. Su cámara se posaba a la... altura de la mirada, ajena a los ángulos del dramatismo, de dolor gratuito. La dignidad siempre fue lo primero.  Sin dignidad su trabajo hubiese carecido de sentido. Respetaba a la vida y la ensalzaba con su blanco y negro. La belleza más sencilla. La belleza más verdadera.

1) Barcelona 2) Madrid 3) Las Hurdes 4) Toledo 5) Guadix 6) Zamora 7) Las Hurdes 8) El Rocío 9) Jerez de la Frontera


3 comentarios:

  1. Muy agudo y oportuno el breve comentario que precede a las fotografías: respeto. En muchos lugares de nuestra España resultaba tan fácil "hacer sangre" con la fotografía... Nada de eso se ve en Inge Morath; o, en todo caso, dentro de la fotografía, que podría ser muy dura, siempre hay un elemento de ternura, como la mirada de un niño, que la equilibra y humaniza.
    El Tapir

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    1. Totalmente de acuerdo con esta reflexión. Es tan fácil y tan barato ejercer de "pirata" cuando se fotografía a la gente (que está jodida o que uno considera que lo está) que se agradece mucho que haya gente que no lo haga. Por cierto, desconocía el trabajo Inge Morath y me alegro del hallazgo. Conozco más a Salgado, que es un sofisticado pelmazo.

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    2. Comparto la opinión de "Anónimo 26 de julio, 20:46" en lo referente a Salgado: "sofisticado pelmazo", me gusta esta defición y la incorporo. Saludos,
      El Tapir

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