domingo, 5 de junio de 2016

Por el derecho a seguir creando

Viñeta de Forges (5/6/2016) / Feria del Libro de Madrid 2016
Lo que hace cualquier profesional, del ramo que sea, suele ser sustituíble. Cuando llegue otro, cubrirá la baja del anterior sin problemas y, salvo que éste fuera un figura, la labor se hará y apenas distinguiremos la diferencia. Las clases que dio Gran Uribe las está dando ahora otro sujeto y los alumnos se disponen a ir a Selectividad tan contentos y hasta es probable que saquen mejores notas que los de entonces; el fontanero de quien esto escribe se ha jubilado y ahora tiene otro que es capaz de arreglar la cisterna del WC sin que gotee ¡a la primera!, cosa que no conseguía casi nunca el anterior. Etc., así podríamos seguir poniendo ejemplos un buen rato. Sin embargo, lo que hace un novelista, un humorista, un pintor, cualquier creador no es sustituíble. Su obra no puede suplantarse por otra. Es única, personal e intransferible.

Pues bien: o cobrar pensión por lo que cotizaste (en trabajos sin nada que ver con el de la creación) o cobrar por escribir novelas o hacer viñetas. El propio Forges, sin ir más lejos, Javier Reverte (y algunos otros quizá menos conocidos), han sufrido las consecuencias de esta norma. A ambos les acaban de retirar la jubilación y han tenido que pagar 121.637,13 euros, en concepto de los cuatro últimos años de pensión. Montoro se ha mostrado inflexible.

Pocos días antes de empezar la Feria del Libro de Madrid 2016, Javier Marías escribía en su blog, al hilo de este asunto:

«Dentro de unos días se iniciará la Feria del Libro de Madrid, última oportunidad del curso para que los escritores, editores y libreros hagan un poco de caja tras una temporada –una más– mala para el sector. A los autores nos tocará, como siempre, hacer de reclamo con nuestra presencia: una obra pirateada, al fin y al cabo, no puede contar con la dedicatoria autógrafa de quien la escribió; ni siquiera una descargada legalmente. Pero, por ejemplares que uno firme, la ganancia nunca es mucha. No se olvide que, si un libro cuesta veinte euros, a quien lo creó le corresponde percibir sólo dos, el 10%, o incluso menos si la edición es de bolsillo.


Javier Marías firmando libros en la Feria de Madrid
[...] Pero hay algo más: por desgracia, los políticos tienen mucha más influencia de la que debieran, y hace ya tiempo que la mayoría de ellos –sobre todo los que nos gobiernan aún, en funciones– no sólo se han desentendido de la cultura en general, sino que la han despreciado, gravado, obstaculizado, hostigado, y eso acaba trasladándose a la población. A diferencia de lo que ocurría en los años ochenta y noventa, ya no ven como ornamento o “mejora de imagen” dejarse caer por un teatro, un concierto o un cine, no digamos presumir de leer. Les trae sin cuidado quedar como unos zotes, creen que eso no les restará ningún voto. El Gobierno de Rajoy ha reducido al mínimo los presupuestos para las bibliotecas públicas, ha subido a lo bestia los impuestos a los espectáculos artísticos, ha perseguido fiscalmente a escritores y cineastas, con el reciente colofón de castigar con la pérdida o merma de sus pensiones a los autores que siguen escribiendo –y cobrando algo, sólo faltaría que sólo ganaran el editor y el librero– después de su jubilación. 

Ojo, después de jubilarse de empleos que nada tenían que ver con la literatura. Las pensiones se las habían ganado no como escritores, sino en su calidad de funcionarios municipales, profesores de instituto o lo que quisiera que fuesen, y por tanto dichas pensiones eran suyas legítimamente a todos los efectos, para eso habían cotizado durante décadas.

Hay quienes les reprochan que quieran seguir “trabajando” tras retirarse, que aspiren a ser distintos de los demás. Pero siempre se olvida que precisamente los escritores y artistas están discriminados negativamente respecto a los demás, ya son distintos. Sus obras son tan valiosas –se supone– que a los setenta años de su muerte física pasan a ser del dominio público y forman parte del “patrimonio” del país. Es decir, así como los demás –desde un terrateniente hasta un panadero– dejan sus posesiones en herencia ilimitada a sus descendientes, generación tras generación, los escritores y músicos deben renunciar a legarlas más allá de esos setenta años. Quien publique, represente, interprete o grabe sus obras después, no habrá de pegar un céntimo. [...]



3 comentarios:

  1. Cuídese, Forges, no se le vayan a llevar por delante las patinadoras (un estupendo sistema de locomoción para visitar la feria del libro).

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  2. Creo que Marías se equivoca respecto a los políticos. No les trae sin cuidado quedar como unos zotes, más bien saben que lo cultural no vende y que les puede llegar a quitar votos, por lo que rehúyen el contacto. En España 5 millones de persona siguen habitualmente a Belén Esteban. Qué quieren...

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  3. A mí lo que me sulfura es lo de una filosofía para los demás y una para uno mismo. Con los sueldos de los políticos está permitido todo. Todo es compatible. Resultado, sumar y sumar. Nunca restar. Por ejemplo, ahora es una vergüenza que cobren una indemnización por haber estado tan poco tiempo en el cargo los senadores y ...... ¿Cómo lo ven? MJ

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