David Cameron, acompañado por su esposa —una mosqueada Samantha—, anuncia su dimisión tras el triunfo del BREXIT |
MÁRIAM MARTÍNEZ-BASCUÑÁN escribe hoy lo siguiente en el diario EL PAÍS:
«Una ola de patriotismo invade Europa. Ese emblema, Primavera patriótica, fue el elegido por ocho líderes de la ultraderecha europea hace una semana con la jefa del Frente Nacional a la cabeza, Marine Le Pen, en la ciudad de Viena.
En realidad, Primavera patriótica es el discurso ganador del Brexit, porque el Brexit ha dejado de ser un proceso circunscrito a un país, para convertirse en el síntoma de un continente. [...]
El marco de “la patria” conforma una visión política de repliegue, sigue una línea de demarcación bajo la lógica de quién pertenece y quién no, quién es pueblo y quién no. El valor en juego es la preservación. Difícilmente puede hacerse compatible con un sentimiento de pertenencia a un espacio político común bajo la identidad de una ciudadanía europea. Porque el valor en juego aquí es el de la solidaridad. Esa solidaridad solo es posible cuando hay conciencia de pertenecer a una misma comunidad política más allá de las fronteras nacionales. A esto se quiso llamar “ciudadanía europea”. El marco progresista que ha perdido».
Enlace: ‘Primavera patriótica’
Por su parte, Francesc de Carreras lo ve así:
«Tras el triunfo del Brexit, el fantasma del anti-europeísmo recorre nuestro continente. Las dudas sobre el porvenir de la unidad europea comienzan a ser inquietantes. Los nacionalistas antieuropeos avanzan posiciones, el europesimismo crece y los euroescépticos se refuerzan.
La crisis ha hecho estragos en la opinión pública y el populismo está seduciendo a los ciudadanos haciéndoles creer que el responsable de la situación está en la lejana Bruselas. Las soluciones simples, rápidas y fáciles que proponen los populistas, por más falsas que sean, atraen a muchos europeos. Sostienen que hay que volver al antiguo régimen, a las monedas nacionales, al control de las fronteras, a las devaluaciones, al proteccionismo en lugar del libre comercio y del mercado común. En suma, nacionalismo y antiglobalización». [...]
Cursis hasta la médula. Como la reina de Inglaterra. MJ
ResponderEliminarA mí, la verdad, esto de los ingleses no me sorprende. Siempre han sido muy suyos y, permítanme la frivolidad otra vez, su reina ridícula (a la que encuentro un personaje horrendo) tiene un montón de súbditos en todo el mundo, así es que pasa, pero no del todo. Algo dijo sobre el Brexit que debería haberse callado, aunque no creo que ese detalle hubiera cambiado el asunto. Adiós británicos.
ResponderEliminarCon respecto a los países de la UE, a mí, lo que me dejó estupefacta hace 14 años fue el resultado de la primera vuelta de las elecciones en Francia, cuya consecuencia fue una segunda vuelta de alucine (para mí, al menos) entre Chirac y Le Pen. Recuerdo también que en esas segundas votaciones muchos franceses fueron a las urnas vestidos de negro y con una pinza en la nariz a votar a Chirac, que consiguió una victoria aplastante. ¿Qué pasó en el 2002 en Francia? ¿Algo que va “in crescendo”?
Europa ha cambiado mucho desde los tiempos de Olof Palme en Suecia o Willy Brandt en Alemania, por decir algunos líderes. Las políticas europeas tienen que cambiar sustancialmente en muchos aspectos. Pero si ahora mismo hubiera que escoger entre la actual UE y los otros que quieren deshacerla, sin ningún género de dudas, yo quiero quedarme como estoy. MJ