Arturo Pérez-Reverte es un personaje apreciado por Gran Uribe, que ha leído casi todas sus novelas, no siempre de igual nivel, claro, pero imaginativas y muy trabajadas. Es un hombre polémico, sobre todo cuando emite frases de este talante: "De nada sirven las urnas si el que mete la papeleta es un analfabeto"; según se mire quizá tenga su punto de razón, aunque es políticamente incorrecto decirlo. Polémico y "mala sombra", pero buen amigo de sus amigos (entre ellos, alguien tan diferente como Javier Marías) y, además, la labor que realiza en la Real Academia es la mar de positiva.
Un tipo así va bien que esté por allí.
Por su parte, Enric González es un magnífico periodista. Recordemos que es hijo de Francisco González Ledesma, aquel esforzado novelista que abandonó la abogacía porque, según él, le producía ardor de estómago defender a sinvergüenzas a base de trapisondas. Se dedicó entonces al periodismo y a escribir novelas del oeste y policíacas. Entre estas últimas, su personaje Méndez es un icono de la novela negra. Historia de Dios en una esquina, por ejemplo, es estupenda.
El caso es que Enric le entrevistó a Arturo hace algún tiempo, y tiene sentido sacar el resultado de ese encuentro a raíz de la entrada en el blog acerca de la práctica supresión de las humanidades en la enseñanza.
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Enric González Sí, pero la sociedad española ha ido degradándose, volviéndose superficial...
Arturo Pérez-Reverte Sí, ¿y qué quieres que te diga?
E.G. No, si esto lo estoy diciendo yo.
A. P-R. Sí, ¿y?
E. G. Estamos jodidos.
A. P-R.: Es lo que hay. Y esa sociedad ha ido generando políticos, banqueros, economistas, hipotecas, vacaciones, chiringuitos… todo a su medida. Y esta España que tenemos ahora no es más que la consecuencia, el reflejo del espejo de la España que hemos querido tener. Somos lo que queremos ser. Cada uno tiene el mundo que se merece, que se cuestionen a sí mismos. Hemos hecho un país analfabeto, un país inculto, un país insolidario, un país maleducado… Lo hemos hecho nosotros. Lo que pasa es que algunos tenemos un refugio, una trinchera donde cerrarnos, y otros no la tienen. Yo lo tengo muy claro: a mí la España actual no me gusta. Entonces, como ves, intento atrincherarme, y sueño con mis novelas, tengo mi mundo, y los uso como analgésicos. Pero vamos, somos consecuencia de nosotros mismos: PSOE, PP, Convergència i Unió, PNV, ETA, el asesino de la kata... yo qué ... el banquero de turno, Mario Conde, El País, Intereconomía, La Cope, Sálvame, las tertulias de radio, las autocomplacientes galas de los Goya: somos nosotros. Es lo que queremos tener. Pero no me gusta, desde luego. El conjunto no me gusta nada.
E. G. ¿Es solo España o es Europa?
A. P-R. Esa Europa que nace en Grecia y Roma, en el Medievo, con la Biblia, el latín, el Renacimiento, la Enciclopedia, la Revolución Francesa, la democracia, los derechos del hombre y del trabajado... esa Europa ya ha desaparecido y no va a existir nunca más. Esa idea de Europa como referente cultural y moral de Occidente, es ahora un negocio en Bruselas, en manos de una casta política de sinvergüenzas y de mercachifles analfabetos. Esa Europa de la cultura como moral está extinguida. Eso de que la cultura tiene que ser popular es mentira. La cultura tiene que ser siempre elitista.
E. G. No estoy de acuerdo.
A. P-R. Tú no, pero yo sí, y soy el entrevistado. Te lo voy a razonar: la cultura siempre ha sido élite. «Popular» está en contradicción con «cultura». Lo que sí que hay que procurar es que lo popular tenga los cauces de acceso a la cultura absolutamente fluidos y limpios. Que nadie se quede atrás ni por economía, ni por sociedad, ni por nacimiento ni por raza ni por nada, pero que acceda quien quiera a la cultura. Es decir: no sacar el Museo del Prado a la estación de Atocha para que la gente lo vea; la gente que lo quiera ver, que vaya al Prado. Que se busque la vida. Que pase los filtros de interés y voluntad que le hacen merecer el Prado. A eso me refiero cuando te hablo de élite.
[...]
Hace años a un director le preguntaron qué había que hacer para popularizar la ópera. Error. Contestó que lo que había que hacer era operizar al público. La ópera, dicho sea de paso, no me gusta.
ResponderEliminarMateo M.
Decir que la sociedad española ha ido degradándose, volviéndose superficial, es una merluzada. ¿De qué paraíso creerán estos dos lumbreras que venimos?
ResponderEliminarDe hecho, nunca habíamos sido menos ignorantes.
El lumbreras parece que sea usted, que se considera tan poco ignorante. ¡Enhorabuena!
EliminarDios le conserve la autoestima.
Tenemos el país que hemos querido tener, y si hay políticos chapuceros, mangantes, etc. es porque somos chapuceros, mangantes etc. Los políticos no son sino el reflejo de la sociedad de la que salen. A veces oyes a gentes chapuceras, mangantes, etc. meterse con los políticos por chapuceros, mangantes, etc., sin darse cuenta de que lo único que les diferencia es que los otros han sido más vivos para situarse. Lo siento, es una visión poco optimista, deprimente, pero yo lo veo así.
EliminarEl Tapir
Sr. Anónimo 14 de junio de 2016, 23:34:
EliminarSimplemente digo que nunca habíamos tenido mayor tasa de alfabetización, mayor número de universitarios, mayor cantidad de libros editados, etcétera, etcétera.
Que todo esto no sea suficiente es otra cosa. Nos faltan décadas de progreso para llegar a lo que podemos encontrar en otros países europeos. Negar la evolución de España, despreciar el nivel cultural alcanzado (a pesar de Belén Esteban), olvidar de donde venimos, no ayuda a analizar con rigor el momento actual.
La pose aristocratizante a la que nos tiene acostumbrados el sr. Pérez Reverte no deja de ser pedante e injusta. Aparte de esto, debo confesar que me hace bastante gracia su chulería.
Saludos y relájese.
Totalmente de acuerdo con Anónimo 11.10.
EliminarUn país no es "lo que quiere ser", resulta el fruto de múltiples variables, condicionantes físicos, económicos, culturales...
Los enfurruñados perpetuos, los gruñones profesionales, son intelectual y socialmente estériles.
Yo no tildaría a Pérez Reverte como "enfurruñado perpetuo" y menos aún "gruñón profesional", si es que Anónimo 13:26 se refiere a él.
EliminarSu profesión fue la de corresponsal de guerra (recordamos aún su buen trabajo para TVE en Sarajevo, un lugar más bien hostil) y ha publicado novelas documentadas, amenas y muy bien escritas, lo cual no es tarea fácil. Por tanto, no creo que su labor sea "intelectual y socialmente estéril" en absoluto.
Es cierto que es un tipo de ideas chocantes y contundentes (en el fondo y en la forma de expresarlas) y quizá a veces resulta en exceso elitista y anda un poco demasiado sobrado. Pero se lo tiene currado, cosa que no podemos decir todos (yo no, al menos).
Gracias
F.G.
Sr. Anónimo 2:10, me refería a él y también al Sr. González, el de "lo peor del periodismo son los lectores".
EliminarPermítame corregir, no son intelectual y socialmente estériles, es necesaria la voz crítica aunque sea bronca y destemplada, pero en los últimos años, el tono y el nivel de análisis de sus intervenciones me recuerdan a las opiniones de los tertulianos más fogosos. Prefiero la línea Goytisolo (Juan).
Atentamente,
Anónimo 13:26
Yo creo que somos lo que podemos ser, más que lo que queremos. Hay aspectos que se resisten. Además, una sociedad variada es peor, pero es más divertida: gruñones, humoristas, lumbreras, elitistas, campechanos, intelectuales, deportistas, críticos, conformistas y otros. Pero en general, las "personas" hacen sus aportaciones (irregulares) a la sociedad. Con esto no quiero decir que ya me gusta como va todo. MJ
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