Para acabar estas "entrañables fechas" pasadas en familia (política) nada mejor que una visita al lugar donde Gran Uribe contrajo primeras (y últimas) nupcias hace ya 27 años, más o menos. Parece que fue ayer. Aunque el pueblo sea cada vez más feo (pero eso les pasa a casi todos), la iglesia de San Jorge está todavía en plenitud de facultades, como puede apreciarse en la foto adjunta. Y luego ya el aeropuerto y todo ese maldito rollo.
En cuanto a los Reyes Magos que están a la vuelta de la esquina, se sigue quedando una vez más con aquellas inolvidables noches de nervios, tras las que —al día siguiente— encontraba un montón de indios,
cowboys y libros de Salgari, aunque nunca el tren eléctrico soñado...
(granuribe50@blogspot.com.es)
Una iglesia preciosa, gran Uribe. Mi enhorabuena. Y hermosos recuerdos los que rememoras. Esta anómima también se sigue quedando con la magia de la noche de Reyes, y sus nervios. Tampoco le trajeron nunca un tren eléctrico. Me encantan. ¿Qué tendrán los trenes -los de juguete y los que no son de juguete- para invitarnos a soñar?
ResponderEliminarPara mni, la noche de Reyes tenia una magia como no he vuelto a encontrar; ni siquiera en las "nits m'agiques" de "can Barsa" que Gran Uribe conoce bien por su cercania al templo del futbol (ojo, la catedral sigue siendo San Mames). Todavia recuerdo las 2 peliculas que fui a ver la tarde del 5 de enero de 1955: "La legion del desierto" y "El pozo de la angustia"...
EliminarEl Tapir.
Bueno, alguna vez los Reyes trajeron un tren pero... funcionaba dándole cuerda. Teníamos un compañero, llamado Javier Vidal, que nos hacía los dientes largos con sus espectaculares trenes eléctricos marca Marklin, o algo así.
ResponderEliminarRespecto a decepciones, aparte de lo del tren, hubo pocas. Quizá una vez que cayó en nuestras manos un bonito juego llamado "Finanzas"...
En cuanto a las películas que vio El Tapir una de esas tardes del 5 de enero, recuerdo perfectamente "El pozo de la angustia". ¿De qué número era en el S.I.P.E.? ¿2, 3, 3R tal vez? Muy adecuada, en cualquier caso para una tarde así.
A mí alguna vez me dieron una Luminaleta (!!!) para que no incordiara y me durmiera, de lo nerviosa que estaba. El caso es que se lo "curraban" a modo nuestros padres preparando la escenografía del aperitivo para los Reyes y los camellos y los juguetes, prácticamente en movimiento. El cine, el atardecer y la noche del día 5 eran mágicos, como no lo han vuelto a ser nunca más. También recuerdo yo La legión del desierto y El pozo de la angustia, en el Adriano. Cuando aquel misterio se acabó, pensé que a partir de entonces ya nunca habría nada que mereciera la pena, el desconsuelo fue infinito...
ResponderEliminarnvts