En el Parlamento ya se acabó el tiempo en que los líderes políticos hablaban de libros en público; las televisiones (las estatales, que se pagan, en todas partes de este país, con dinero público) dan el espacio menos destacado posible a la información sobre libros, como si ésta le produjera alergia en medio de los estornudos de las tertulias en las que periodistas desmañados descorren el velo de la actualidad haciendo uso más de la garganta que del pensamiento.
A ello se une la escasa atención que se prodiga a bibliotecas públicas, a la enseñanza de la lectura (¡de la lectura!) en los cursos aledaños a la universidad, nos encontramos con que ese placer de leer, que tan importante resultaría para la salud de esta sociedad, es un placer pospuesto incluso desde las altas esferas de este país.[...]
De acuerdo con [...] Saramago, España cuida muy poco de su salud".
Enlace: El placer (pospuesto) de leer
[Sara Mago: "Me alegro de que se le haya concedido el Nobel de Literatura a una mujer" (Esperanza Aguirre dixit)]
No saben lo que se pierden. Una pena.
ResponderEliminarY una pena para España, claro. Que así nos va...