Asalto final de las tropas borbónicas (11/9/1914) |
«Debería celebrarse este día no como un acontecimiento victimista bélico, sino como el nacimiento de la pujanza de Barcelona, porque fue tanta la cantidad de concesiones que dio Felipe V, con el cierre de fronteras al algodón y el casi monopolio a Cataluña, que como consecuencia, también se cerró a las exportaciones de lana y seda, hundiendo a Galicia y Valencia, y sobre todo a los ganados de la poderosa Mesta, hundiendo la economía de la España interior, Extremadura, y las Castillas. En pocos años, Barcelona pasó a tener una gran industria textil, y de unos 30 mil habitantes a más de 100 mil.
Esa sería la verdadera celebración. El auge industrial de Cataluña, que trajo el Ensanche, y una burguesía que no tuvo empacho alguno en adular al dictador, que les proporcionó desde casi monopolios, (salida casi única de España a Europa, Ferias internacionales exclusivas etc.) hasta mano de obra barata y abundante proveniente del resto arruinado de España.
Para empezar se debería quitar este día como fiesta de todos los catalanes por bastantes motivos.
- Porque sólo celebra un acontecimiento del que fue protagonista sólo Barcelona.
- Porque celebra una lucha entre catalanes. Los austracistas persiguieron a los barceloneses partidarios del Borbón, y vinieron con ánimo de revancha, los llamados botiflers, por la flor de lis de los borbones (beau fleur), tan barceloneses como los que se quedaron dentro. Pero la relación de los heridos en los hospitales que defendían la causa austracista en Barcelona, nos indica que no era una cosa exclusivamente catalana, sino española. Sin contar los muertos hay una relación de heridos, gallegos, castellanos, andaluces, que luchaban en Barcelona.
Un descendiente de Casanova, lo tiene muy claro: ¿Se ha manipulado la figura de Rafael de Casanova, presentándolo como un héroe del nacionalismo?
—Sí. Él estaba por el bien de Cataluña y España. Lo que ocurre es que tenía una concepción de que en España, con los austrias, Cataluña podría tener unos fueros, unas posibilidades, que los borbones no se las daban. Porque, en el fondo, castigaban deslealtades o premiaban lealtades».
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