La verdad es que la chulería mostrada el otro día por este oscuro sujeto molestó a Gran Uribe sobremanera, que dirían los clásicos. Es por ello que hoy hablamos de nuevo del hombre de moda, el "Major" Trapero, un charnego que ha progresado adecuadamente, como dicen los docentes. Él es ahora uno de los héroes que necesitaba el procés como agua de mayo (lo del muerto, que decía Gregorio Morán, quizá llegue pronto).
Antes era solo "Comisario", pero desde abril —quién sabe si atendiendo a los méritos cosechados durante las paellas de Cadaqués (primero guisándolas y después, en la sobremesa, cantando "Paraules de amor" a algunos representantes de la burguesía catalana más rancia)— fue ascendido a la categoría de "Major", con un sueldo superior al de todos los políticos españoles con cargo (los catalanes no entran en esa categoría, ya que cobran casi dos tercios más).
[Los desalojadores a mamporros de la plaza Cataluña el 15-M, los torturadores, los reventadores de ojos de antaño y los presuntos asesinos del pobre Benítez, han sido elevados a los altares por obra y gracia del procés, como ya saben ustedes. 'Cosas veredes', decían comentaristas en este blog hace unos días].
Los esforzados blogueros de DC (a quienes felicitamos por sus 50.000.000 de visitas en cuatro años) nos lo cuentan así:
«El verano pasado la Rahola, bacallanera con paradeta eterna en la Generalitat, organizó un fiestorro en la Costa Brava para el politburó nacionalista. Primero les llevó a hacer turismo per la terra; en un momento dado el president fanàtic sacó el elemento esencial que —como es sabido— todo turista catalán lleva en el bolsillo: la cubana. A su lado la Topor (la “espiritista” que “predice el futuro en función de la naturaleza”), Laporta (¿sujetando ya una copa?), la bacallanera del Règim (algo desmejorada) y una simpática señora que no sabemos si nos hacía la peineta o el símbolo de victoria a lo arquero inglés.
Después la foto de rigor con todos los excursionistas. A los pies de los varones, las mujeres, con la Topor junto a la Rahola, que iba disfrazada de Rappel, y la periodista de TV3 Helena García Melero. En lo alto el president fanàtic abrazado a su Laporta. Y atención: a la derecha el jefe de los Mossos, el turbio Josep Lluís Trapero con guayabera hawaiana.
Como explicamos en su momento, Trapero se estaba trabajando el cargo de Mayor, una especie de supercomisario que no puede ser removido. La prensa le relacionba con varios asuntos oscuros todavía no aclarados.
La fiesta siguió en la mansión Rahola de Cadaqués (qué bien se vive del Règim, oi Pilar) y empezaron las copas. No sabemos si cantaron el kumabià, pero Puigdemont cogió la guitarra y tocó (muy normalito) Let it Be, con la Topor a su lado hundida en el sillón y presa ya del sopor. Quizás este amor presidencial por los Beatles explique su peinado a lo Motxo.
Y después Trapero, el supercomisario, cogió también la guitarra para amenizar la fiesta de su jefe, mientras Laporta —ahora sí ya amorrado a la copa— movía los bracitos animando la farra. Y no, no es broma: la canción que cantó Trapero a su jefe Puigdemont fue Paraules d’amor, de Serrat. ¿Se puede ser más rastrero, sr. Trapero?
Doncs ja ho veuen: el jefe de la Policía catalana se iba de farra con los del partido del 3% y urdidores de un golpe de Estado, haciendo literalmente de palmero de Puigdemont en fiestas particulares. ¿Uds creen que este hombre puede dirigir alguna operación contra la corrupción de la Generalitat, de CDC, del 3-5-10%, del Palau o de lo que sea? Y las periodistas de TV3, RAC1 y 8tv bailando al ritmo del president de la Generalitat. Cosas de la prensa independiente del noupaís».
Cocomocho Puigdemont parece que lleve merceditas. Todos tienen una pinta estrafalaria.
ResponderEliminarQue pena da tu blog
ResponderEliminarLe invito a usted a que no lo lea si tanta pena le da.
EliminarY, además, no lo necesito a usted para nada.
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