Bueno, en su opinión tiene los defectos habituales de los directores españoles: falta de naturalidad, todo muy bien puestecito, fotos impecables, luz imposible, etc., pero por encima de todo —aparte del siempre correcto trabajo de Imanol Arias— destaca un actorazo como la copa de un pino, del que Uribe apenas tenía noticia: Carles Canut.
Chapeau, como dicen los franceses.
¡Mira por donde sale un Canut, hasta en la India! Bien visto, hombre
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