domingo, 12 de enero de 2014

Cállate, bonita

Bueno, ha sido una gran alegría para menda ver que Elvira Lindo sigue escribiendo para EL PAÍS, aunque sea sólo en  su edición dominical. Sus artículos suelen ser claros, sencillos, están bien escritos y se entienden. Uribe comparte, además, bastantes de sus puntos de vista. Su marido —Muñoz Molina— es también muy bueno, pero a veces un poco coñazo.
En el artículo de hoy ("Cállate, bonita") trata de la Arquitectura (con mayúscula) y de la tonta veneración que convocaban algunos de sus más acreditados oficiantes. En este caso se trata de Santiago Calatrava. A este paso, si montara un circo le crecerían los enanos. Quién te ha visto y quién te ve...
Transcribo los últimos párrafos:

Elvira Lindo [...] «Al día siguiente nos paseamos por el Cabañal, ese barrio que el Gobierno valenciano quería apisonar para construir una innecesaria y brutal salida al mar. Y de camino vimos el barrio de Calatrava, el de las artes y las ciencias, todo ese espacio que los políticos cedieron a un solo nombre propio para que se explayara con dinero público. Era tan abrumadora la presencia de ese único sello que en mi artículo dominical me permití hacer unas cuantas bromas sobre el exceso, el despilfarro y la catetez de querer adornar tu ciudad con edificios bautizados como emblemáticos desde el día en que se pone la primera piedra. Ahora que los techos calatraveños se desmoronan, parece fácil criticar a Calatrava. La crisis ha disparado nuestro sentido crítico, pero hace apenas siete años a mí me llovieron dardos, sobre todo lanzados por arquitectos, por darle un simple toque de ironía a la cosa. Otros, sin embargo, callaban aun siendo conscientes del disparate. Pero entonces, y cuando digo entonces me refiero a un entonces muy cercano en el tiempo, era un sacrilegio que alguien al margen de esa profesión, tan pública que nos convierte en víctimas o beneficiarios con tan solo pasear por la calle, se atreviera a poner en duda por escrito la belleza o la utilidad de un edificio. A mí, por profana, por bromista y, por qué no decirlo, por mujer, hubo más de uno que me aniñó, me desacreditó, con el típico “cállate, bonita”».


La Ciudad de las Artes y las Ciencias (foto de Marc Dozier)


El enlace es:
Cállate, bonita

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