Uribe sabe con fundamento que este tema le importa un pepino a sus seguidores, pero da la casualidad de que a él... no. Piensa que ese asunto es poliédrico, como se dice ahora, y que merece un seguimiento.
El artículo en cuestión empieza así:
«Cuando el fiscal le pregunta a Antonio Miguel Méndez Pozo (1944) por sus manejos en el PP, el empresario, entonces exclusivamente constructor, contesta: “Créame, todavía hoy no [era 1992] sé donde está la sede del PP en Burgos. De verdad, que no tengo ni idea de por dónde se entra”. Quizás Méndez Pozo no supiera dónde estaba la sede del PP en Burgos, pero todo el PP de Burgos y de Castilla y León sabía perfectamente quién era Méndez Pozo: el Jefe.
Había motivos para llamarle así, como quedó probado en un juicio abierto a partir de una denuncia de la Federación de Constructores, un hecho insólito entre gente habituada a la ley del silencio y a resolver sus asuntos en privado. Pozo sufrió una condena a siete de años de cárcel que fue ratificada por el Supremo. Fue el primer constructor condenado por corrupción política en España, en 1994. Veinte años después, no hay síntomas de que su poder en la sombra haya menguado. Sigue siendo El jefe y miles de manifestantes se dirigían a la puerta de su sede para señalarle como el principal responsable del episodio urbanístico que ha incendiado la conservadora ciudad de Burgos y que ha acabado provocando que el Ayuntamiento paralice las obras definitivamente. Los ciudadanos no fueron a protestar a la puerta de la alcaldía, ni a la sede del PP. Fueron al despacho de Méndez Pozo».
El enlace al artículo completo es:
Un solo jefe en Burgos
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