La Casa de les Punxes (de Puig i Cadafalch) es un edificio emblemático en su vida. En efecto, pasaba con frecuencia por allí delante cuando iba de pequeño con su madre a visitar al médico de cabecera Vall Bañeres. Una vez al año, además, su padre le llevaba a ver el desfile militar; allí vivía una pariente (que no parienta) que habilitaba su excelente tribuna sobre la Diagonal (por entonces, Avda. del Generalísimo Franco). Era "bonito de ver". Después de esa "gran parada militar" acudíamos caminando al Café Vienés, situado en los jardincillos de Gracia, en los bajos de la Casa Fuster (de Doménech i Montaner), y allí tomábamos unas patatetes y un refresco. Estaba bien aquello...
Bien, muy bien. Bueno, el caso es que "Les Punxes" se ha puesto de moda y ahora van a habilitar sus torturadas azoteas para las visitas de los guiris, un poco al estilo de La Pedrera. "Todo por la pasta", sigue siendo el emblema de nuestros munícipes, sean del color político que sean. Barcelona es una máquina de hacer dinero, al parecer. Gran Uribe cambia de aires y se va a Madrit ("la capital de les Espanyes") unos días. Allí supone que pasa algo parecido. Os tendrá informados.
Lo cierto es que a los arquitectos nunca les gustó mucho la estética medievalista de esa casa (tipo castillos del Loira), pasada por el maquillaje modernista. Tan es así que, sorprendentemente, no lo incluyeron en su "Guía de Arquitectura Moderna 1880-2007". Pero ahora han recapacitado y lo van a incorporar con visado de urgencia, la pela és la pela...
Planta de la casa de les Punxes, con las tres viviendas |
Dice Xavier Monteys:
«Lo más extraño, contradictorio e interesante de este edificio lo expresa la planta. Al verla reconocemos las tres casas que la forman, cada una con su escalera, los patios de luces y la estructura regular y ortogonal de muros de carga; es decir, la genética tradicional de las casas del Eixample barcelonés. Pero nos damos cuenta enseguida de sus imperfecciones y deformaciones. Las tres casas parecen estar encintadas por una franja relativamente homogénea de habitaciones que siguen otra geometría, dictada por las calles y los chaflanes que rodean el edificio por sus seis lados, de los que tan sólo dos son vagamente paralelos. Esta franja de piezas regulares utiliza salas redondas en las esquinas para cambiar de dirección, y acoplar así la franja perimetral a la caprichosa forma de hexágono irregular. Son estas salas redondas las que forman la base de las torres coronadas por las agujas que han inspirado el nombre del edificio. Esta franja, que equivale a decir la fachada de la Casa de les Punxes, está dictada por la ciudad más que por el edificio. Tiene un interior anómalo y vulgar, pero lleva un espléndido traje urbano».
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Enlace: Una esplèndida anomalia
Cuando, de pequeño, iba ocasionalmente a este edificio, nunca logré entender su extraña configuración interna ni su correspondencia con el exterior. Ahora, gracias a la reproducción de la planta del edificio y a las atinadas explicaciones de Xavier Monteys he logrado interpretarlo. Aunque su interior lo recuerdo como un tanto lúgubre, en conjunto es uno de los edificios más singulares de la ciudad.
ResponderEliminarEl Tapir
Yo no entiendo mucho, pero diría que es muy complejo. Aturde un poco. MJ
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