sábado, 27 de diciembre de 2014

La mafia del garrafón

Podéis estar muy tranquilos con lo que os metéis entre pecho y espalda durante las pesadas sobremesas de estas entrañables fiestas. No os hará daño: el fabricante —detenido durante la "Operación Cactus"—ha asegurado a la policía que él y su familia "lo consumían sin problema".

"Dentro de la casa de uno de los cabecillas de la trama, Antonio Martínez Abollo, en la aldea de Listanco en Maside (Ourense) los agentes encontraron un arsenal: cuatro fusiles de asalto cargados bajo la cama, 12 pistolas también listas para disparar encima del armario, tres escopetas con sus cartuchos... Y munición por todas partes: para los cetmes y 9 milímetros parabellum para las pistolas, una de ellas de la Guardia Civil. En la mesilla de noche había hasta una granada de mortero, esta sí desactivada. Y sables. Y espadas.
En su nave clandestina, había 25.000 litros de alcohol extraído del cereal, que se hacía pasar por aguardiente que sale de las uvas. Cuando fue interrogado, Martínez Abollo negó que fuese peligroso. Alegó que tanto él mismo como su familia lo consumían sin problema".

Arsenal encontrado en casa de Martínez Abollo 

Aquí se fabricaba "el garrafón"

Soledad Calés
[...]«Creemos saborear malt de 12 años, orujos de alta destilación o coñacs con siglos de envejecimiento y en realidad tragamos metílico con anticongelante, botellas inyectadas en agua del grifo y licores rectificados en una bañera en la que se remojó el abuelo del destilador ilegal. La Brigada contra las Drogas y el Crimen Organizado ha detenido a 16 personas en Galicia y aledaños de Portugal con 65.000 litros de alcohol ilegal encima, precintos falsos de Hacienda y 65 sacos de anticongelante para refinar con veneno el licor trucado. Conclusión: Al Capone y los irlandeses de Bugs Moran tenían más miramiento con la salud de sus clientes.

Nuestros hígados navegan por un océano de toxicidad clandestina. La Operación Cactus viene a demostrar que la tecnología del fraude progresa a mayor velocidad que las contramedidas de la ley, algo que es posible comprobar en otros órdenes de la economía legal, paralegal e ilegal. La mafia del garrafón esgrimía otras razones contundentes: cuatro fusiles de asalto y 12 automáticas aparecieron en el domicilio de uno de los detenidos. Por volver a los clásicos, los camiones de Capone y Moran iban menos protegidos que el circuito gallego de alcohol de quemar.

Qué hacer?, se preguntará el otro clásico. Podría crearse una Comisión Nacional del Mercado del Garrafón (CNMG) adscrita al Ministerio de Sanidad, para garantizar que la proporción de metílico en botella no es suficiente para producir ceguera; obligar a los capos detenidos a beber chupitos de orujo corrupto hasta que vean la luz de la verdad; o dotar con más medios a policías y jueces para que empapelen a los capos durante lustros. A ver si cunde la tercera opción».

2 comentarios:

  1. Pues sí, a ver si cunde la tercera opción. Esta anónima votaría sin dudarlo por esa opción. Llevamos lustros necesitándola, y se hace cada día más urgente y perentoria.Los capos proliferan y los jueces se nos jubilan, o no se les prorroga en su puesto o, simplemente, se les dificulta y complica la labor. Huelga preguntarse por qué, claro.

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  2. Como en el Chicago de antes, pero a lo cutre. A ver si hay suerte y mete mano algún Eliot Ness, pero no a lo cutre.

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