Así nos lo contaban en el blog STOP AL MALTRATO ANIMAL:
Platero |
Así lo han confirmado a Europa Press fuentes municipales, después de que el Círculo Podemos Animalista Lucena y la Asociación de Defensa del Borrico (Adebo) han detallado en una nota que el pasado miércoles, en el portal de Belén ubicado en pleno centro de la población, en la puerta del Ayuntamiento, el burro, de unos cinco meses de vida, “fue literalmente reventado por un individuo, cuya foto a través de ‘WhatsApp’ circula por todo el pueblo a modo de ‘hazaña'”.
En este sentido, apuntan que “el individuo, sin que hubiera Policía Local alguno que le prohibiera el acceso, cruzó la valla, zarandeó a ‘Platero’ –nombre del animal–, hasta que ‘a galope’ posó orgulloso sus casi 150 kilos de peso sobre su frágil cuerpo de algodón, como diría Juan Ramón Jiménez, hiriéndolo de muerte”. A pesar de ello, agregan, “no fue hasta dos días después, cuando el Ayuntamiento de Lucena alertado por los vecinos de que el pequeño ‘Platero’ apenas podía sostenerse en pie, decide recurrir a los servicios de un veterinario local, quien tras examinarlo y comprobar la gravedad de sus heridas, recomendó su traslado urgente a una clínica especializada”.
No obstante, el animal “no volvió más, ni al Portal de Belén ni a su casa, murió a la mañana siguiente”».[...].
Elvira Lindo comentaba este penoso asunto en EL PAÍS SEMANAL de ayer:
El burro y el salvaje
[...]«En España hay una resistencia rocosa a dejar atrás tradiciones que ya no se sostienen, o que son incompatibles con una sociedad moderna: animales de verdad de adorno, como si los niños necesitaran que algún personaje fuera de carne y hueso para creerse el cuento. Animales apretujados en un sitio mínimo durante días, sufriendo el estrés de la escasez del espacio y de una celebración de la que no entienden nada, ni las luces ni la música ni los petardos, que a buen seguro los hay. Es posible que haya palabras de ternura para los burros y una voluntad de que los niños la sientan por ellos, no lo dudo, pero no es común el pensamiento de que los animales sienten y padecen, de que no son juguetes, ni peluches, ni figuras vivientes, ni actores a nuestro servicio, ni su vida es de menor categoría que la nuestra.
Entre los que quisieron disfrutar del belén había un bruto entrado en kilos, un salvaje, no sé si iría borracho o no, pero la burricie y el alcohol conviven en gran sintonía en estas entrañables fechas y el tipo quiso, como digo, aportar su humilde dosis de creatividad al cuento del niño Jesús saltándose la valla que protegía el misterio y arreándole patadas a un burrito tierno para apartarlo y montarse en el otro. Descacharrante. El burrito cachorro, ya lo han leído, pagó con su vida su participación en el belén viviente, no sin antes sufrir dos días de tremenda agonía.
El salvaje ha sido detenido, no porque le pararan los pies en el momento, que no hubo ninguna autoridad ni ningún ciudadano que se atreviera a actuar cuando estaba ocurriendo, sino porque su foto ha traspasado las fronteras del pueblo y la indignación externa ha obligado a castigar a semejante tipejo».[...]
Enlace: El burro y el salvaje
Cuesta verle la gracia a este panzudo personaje, un abusón de una calaña que, por desgracia, abunda mucho en nuestro país. ¡Qué pena que la indignación y las lamentaciones lleguen cuando ya no se puede hacer nada por el pobre animal! Ahora ha sido un pobre burrito, pero el abuso podía haber sido con una novia respondona, un niño, o simplemente, alguien más débil que él...
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