"La crisis ya es historia"
Hasta ahora teníamos a ese sujeto por persona discreta, que no decía nunca una palabra de más. Quizá ese era su mayor "activo", como se dice ahora. Pero está claro que el hombre está un poco desbordado y, aprovechando que entramos en año electoral —aunque parezca mentira, ¡ha anunciado que se volverá a presentar!—, lo que toca es empezar a mentir como un bellaco, "a calzón quitado". Resulta un poco ofensivo, la verdad. Quizá algún día se tenga que lamentar de lo que ha dicho.
Acerca de este asunto dice Carlos Boyero en su columna "Se acabó":
«La sentencia de la sabiduría popular convencida de que los borrachos y los niños dicen siempre la verdad es negociable aunque resulte muy lírica. De acuerdo en que el alcohol desinhibe y suelta la lengua, a veces con resultados desastrosos y en los que deduces que si las barbaridades, la autocompasión, la mala baba o las estupideces que suelta la boquita del volcánico templado responden al estado de su alma, a la sinceridad absoluta, o a sus secretos mejor guardados, sería preferible que no volvieran a beber o que hicieran votos permanentes de mudez. En cuanto a que los niños no mienten imagino que se refieren exclusivamente a los bebés, ya que en el momento que dominan el lenguaje pueden prodigar tantos embustes como los adultos, por supervivencia o por capricho, para lograr lo que quieren o para defenderse.
Y si fuera cierto que la embriaguez o la infancia no mienten, resultando evidente que Mariano Rajoy abandonó la guardería y el colegio hace muchos lustros, solo se puede entender su desvergonzada afirmación de que la crisis ya es historia del pasado y que estas Navidades todo dios se va a sentir por primera vez recuperado, en la seguridad de que había pronunciado su discurso en excesivo estado de embriaguez o que su delirio se debe a la intoxicación de sustancias que crean alucinaciones. Si fuera así, habría que exigir la abstinencia de alcohol y de otras drogas a los presidentes de Gobierno, a los filantrópicos y lúcidos timoneles que dirigen nuestra existencia.
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Y si no existiera el eximente de que el prócer ha perdido la cabeza y dice tonterías, si lo que pretende es insultar a la cordura y a la menesterosa realidad de tanta gente con algo tan cruel, mentiroso y cínico como asegurar que la época de la asfixia colectiva se ha esfumado, lo puede pagar caro. Incluso las mentes más simples se encabronan si les tratan como a deficientes síquicos, si intentan burlarse de ellos y de sus penurias. No deberían subestimar la capacidad de violencia de los desesperados cuando les provocan, por muchas leyes de seguridad ciudadana que se inventen para implantarles un bozal. Y, por supuesto, no hay final de crisis para Rajoy y sus colegas de profesión, ya que ellos jamás han tenido que sufrirla. Las crisis económicas son para los pringados».
Crisis? What crisis? (Supertramp dixit). En efecto, las crisis son para los pringados. Otro tahúr con un morro de hormigón armado...
ResponderEliminarEl Tapir
Bien buscado, amigo. Recuerdo ese buen disco de Supertramp y también su portada. Clique sobre ella para verla más grande y quizá entonces la madalena de Proust se ponga en marcha otra vez. Eso espero.
EliminarEse tahúr que usted cita está tomando el sol con todo el morro. En el momento captado por la cámara no se está fumando un puro— como en las viñetas de Peridis— pero poco le falta...