domingo, 14 de diciembre de 2014

Manuel Vicent y el Purgatorio

Un artículo de Manuel Vicent sobre el negocio que ha supuesto —según él—para la Iglesia Católica la existencia del Purgatorio.

Como introducción previa:
El Purgatorio es el segundo de los tres cantos de La Divina Comedia de Dante Alighieri. Lo antecede el del Infierno y le sigue el del Paraíso. El Purgatorio de Dante se divide en Antepurgatorio, Purgatorio y Paraíso terrestre. La estructura moral del Purgatorio sigue la clasificación tomística de los vicios del amor mal dirigido, y no hace referencia a culpas específicas. Se divide en siete giros, en las cuales se expían los siete pecados capitales: soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula, lujuria. Al pie de la montaña se encuentra el Antepurgatorio, y en la cima el Paraíso terrestre (Wikipedia dixit).

Bien, dice Vicent en su columna dominical titulada "Solo venial":
«El origen de toda la riqueza y corrupción que ostenta la Iglesia se debe paradójicamente al pecado venial. Su creación hizo necesaria la existencia del purgatorio, que ha resultado ser un negocio mucho más sólido que todas las empresas juntas del Ibex 35 o del Dow Jones. El pecado venial es solo un juego malabar elaborado por un genio de la economía. Los que mueren en gracia de Dios sin estar perfectamente purificados no pueden entrar en el Reino de los Cielos, pero tampoco una falta leve merece una condena al fuego eterno.

Domenico di Michelino / "Dante y su poema" (Sta. Maria dei Fiore, Florencia)

Versión casolana de las siete terrazas del purgatorio de Dante
Cielo e infierno son un final de trayecto irreversible. Había que crear en mitad del camino un depósito de ánimas benditas en tránsito, una especie de isla de Ellis cuya salida hacia la Ciudad de Dios, el Manhattan Celestial, se realizara mediante un impuesto de peaje satisfecho con misas, novenas e indulgencias pagadas con dinero al contado o a través de herencias y donaciones de bienes muebles e inmuebles a la Iglesia. El alma en pena es normalmente la de un familiar muy querido que obliga al creyente a acudir al rescate para sacarlo de ese cocedero. 

Manuel Vicent
Desde el inicio de la cristiandad hubo reyes pecadores y condes facinerosos que levantaron templos, crearon monasterios y abadías, ofrecieron regalías a los clérigos para hacerse perdonar sus fechorías y asegurarse las plegarias por su alma después de la muerte; hubo confesores especialistas en torcer la última voluntad de agonizantes hacendados y en macerar viudas ricas hasta extraerles el testamento del cortijo. 
Esta rapiña no hubiera sido posible sin la existencia del purgatorio, el invento que más dinero negro ha generado en la historia de Occidente, sin inversión alguna. Se trata de un encaje de bolillos. Al pecado venial y al castigo de un fuego al baño María regulado mediante óbolos debe la Iglesia toda su corrupción y riqueza descomunal».

3 comentarios:

  1. Nunca se me había ocurrido verlo desde este punto de vista, aunque, bien mirado, resulta ingeniosa la teoría de Vicent. De ser así, hay que reconocer que el invento resultó de lo más productivo...
    El Tapir

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    1. Desconocemos si Vicent es persona religiosa, pero si lo es, está claro que es protestante.

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  2. No lo dude, señor Tapir, la Santa Iglesia siempre ha sido muy ingeniosa para adueñarse de la voluntad de los hombres, y de sus rentas, claro.

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