Aún así, desea que en ninguna casa nos falte sentido del humor. Sin él no podremos sobrellevar todo esto tan pesado.
Javier Cercas, que no es tonto, se ha ido a Sevilla con la excusa de un viaje de trabajo, pero en el fondo lo que quería es recargar las pilas y olvidar por unos días los exabruptos a los que se le somete por aquí.
Aquí os dejo con su artículo de EL PAÍS SEMANAL sobre los clichés que pesan sobre esa ciudad, pero también sobre el fanatismo y demás formas de la desdicha.
Javier Cercas |
¿Qué es Sevilla? Por supuesto es la Giralda, surgiendo por sorpresa en plena noche, monumental, insensata y deslumbrante, iluminada como un trasatlántico de piedra y oro varado en la oscuridad. Sevilla es la plaza de toros de la Maestranza y el Hospital de la Caridad, cuyos cofrades se entierran en solemnes funerales barrocos presididos por los indigentes más antiguos de la casa.
Sobra decir que Sevilla es el flamenco, y el flamenco es Alberto García Reyes, el crítico más influyente del flamenco actual, quien durante una noche me habló con reverencia de Paco de Lucía –el genio que prestigió la guitarra flamenca y cambió hasta la forma de sentarse de los guitarristas–, de los estilos del flamenco –cada uno de los cuales expresa una situación emocional–, de una gran bailaora de más de 150 kilos de peso –“En el flamenco se puede ser bailaor siendo cojo y gordo, cantante siendo gangoso y músico sin saber música”– y de un fandango que reza, memorablemente: “Todo el que dice ‘yo soy’ / es porque no tiene quien le diga ‘tú eres”.
¡Olé la gracia! Mestizaje cultural de Artur Mas y Jordi Munell (alcalde de Ripoll), de palmeros con un grupo flamenco en el Monasterio de Ripoll. (ElRipollès.info / granuribe50.blogspot.com.es) |
Enlace: El triunfo de la gracia
Esta anónima te agradece el artículo, Gran Uribe. Es una gran amante de Andalucía, cliches aparte, de su cultura y de su sabiduría. Y, a pesar de que la respuesta no ha sido masiva, también quiere desearte a ti y a todos tus seguidores unas Felices Fiestas y un mejor año 2015.
ResponderEliminarY, desde luego, que no nos falte el sentido del humor, ¿qué haríamos sin él? Imprescindible para andar por la vida.