Gran Uribe tampoco se ha enterado de los actos en recuerdo del fallecimiento de Carlos Barral, ocurrido el 12 de diciembre de 1989, ahora se cumplen 25 años. Un día lúgubre en el ánimo de quien esto escribe. Conocía aquello y le vio infinitas veces pasear a su perro por la playa de Calafell, de un Calafell que se iba deteriorando poco a poco...
Las autoridades catalanas, con el susurrante Mascarell ejerciendo de mascarón de proa, han ninguneado su figura, como la de tantos otros. Bien, Francesc de Carreras nos lo explica en un buen artículo y es de agradecer...
Dice así:
"Por los periódicos me entero de que la semana pasada se clausuró el Año Carlos Barral, creo que organizado por el Ayuntamiento de Calafell, con motivo de los 25 años de su fallecimiento. Hasta ahora no tuve conocimiento de la celebración del año Barral. De las conmemoraciones que suelen celebrarse sobre figuras destacadas por su personalidad, por el rastro que tras de sí han dejado, uno suele enterarse cuando se inician. En el caso de Barral ha sido distinto: se ha dado a conocer el día que terminaba. ¿Por qué?
Carlos Barral, tan destacado en el mundo literario, era sin duda atípico, peculiar y original, en cierta manera único. Y lo ha sido incluso en el homenaje que le han dedicado las autoridades del marinero pueblo de Calafell, en la provincia de Tarragona. Efectivamente, nos enteramos del día final de la conmemoración pero no del día en que comenzó: algo realmente raro. Esperemos que los actos celebrados en su memoria, aunque sigilosos, hayan estado a la altura del personaje.
[...] Pero la cultura oficial catalana, con su consellería al frente, lo ha ignorado y con razón: Barral no es cultura catalana, Barral es cultura española. No entra dentro de mis competencias, habrán dicho".
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Juan Marsé, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Ángel González y José Agustín Goytisolo |
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El "Capitán Argüello", el barco de Carlos Barral, varado en la playa de Calafell |
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Sí, sí, la explicación no puede ser más obvia: "no es de mi competencia". Nuevamente, y perdón por mi reiterada grosería, "quins pebrots!" Como puede verse, mi discurso para explicar estas cosas es simplote...
ResponderEliminarEl Tapir
Hablan los hechos, y nos dejan sin palabras. Una pena.
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