MikiMoto, un "llepaculs"

La Generalitat adjudica seis licencias de radio a MikiMoto

Claro que... otras nueve a Godó (La Vanguardia) y dos más para Justo Molinero, de Radio TeleTaxi, el pelotilla cordobés de Santa Coloma de Gramanet convertido desde hace un tiempo a la fe soberanista. Está claro que ser un llepaculs, estar a sueldo de esa gente o recibir subvenciones tiene sus consecuencias (positivas, naturalmente).
No hay duda de que el mundo de la cultura y de la información del nuevo Estado serán per llogar-hi cadires...

Discurso de MikiMoto en Talamanca, tocado con el gorro de "micalet"

Los inicios de MikiMoto, un sujeto "enrrollado" y con futuro

Miquel Calzada, MikiMoto -uno de los exponentes más mediáticos del proyecto secesionista que impulsa el presidente de la Generalitat, Artur Mas- ha estado vinculado a TV3 durante toda su trayectoria profesional. A la vez, ha construido una importante red de emisoras de radio, a través de las empresas Grup Flaix y Sistema Català de Radiodifusió, de la mano de su socio, Carles Cuní, hermano del conocido periodista de 8TV Josep Cuní. Las emisoras de radio de MikiMoto están entre las que más subvenciones reciben por parte de la Generalitat.

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Anna Grau no se suele cortar un pelo en sus artículos. En el llamado "Mikimotocracia" (por contraposición a "Meritocracia") hace referencia a este sujeto y lo sitúa en un marco más global. Dice así:

"Leo por ahí que Miquel Calçada, Mikimoto, Míster Tricentenari, se ha hecho con no sé cuántas licencias de radio, despojos del cierre de la COM, por gentileza del CAC. No es que me sorprenda.
[...] Ahora está muy de moda preguntarse por qué nadie había notado antes la magnitud descomunal del 'Pujolgate'. Por qué todo el mundo pensaba que era una cuestión infinitamente menor de lo que en realidad era. Más puntual, menos sistémica. Muchos pensaban, pensábamos, que pasaba algo. Pocos o ninguno tuvieron la audacia de imaginar que pasaba todo. Cuando el indicio más poderoso de todo lo que estaba pasando lo teníamos exactamente delante de las narices... y era la campante, rampante y omnipresente mediocridad que oscurecía el cielo hasta taparlo casi por completo.
Decía una en su día famosa canción de Quico Pi de la Serra: si els fills de puta volessin, no es veuria mai el sol. Pues eso ocurría. Nos ocurría.
¿Por qué costaba tanto, pero tanto, tanto, y tanto, que la gente más o menos brillante, más o menos lúcida, más o menos independiente, se llevara, no diré ya el gato al agua, pero sí al menos una parte razonable de presencia en la toma de decisiones, en la conducción del día a día, en la ardua tarea de levantar y bajar la persiana, todos los días?
¿Por qué siempre eran misteriosamente los peores, los más serviles, los menos libres y originales, los que predominaban? ¿Por qué los mejores, para hacer algo, tenían poco menos que disimular que lo eran, que ponerse de perfil?
¿Que esto pasa un poco en todas partes? Seguro. Pero en Cataluña ha llegado a pasar hasta un extremo y hasta un límite de horror al mérito que da arcadas sólo pensarlo".

Enlace: Mikimotocracia