sábado, 6 de septiembre de 2014

Entelequia identitaria y nación en marcha

Albert Chillón firma en EL PAÍS Cataluña un artículo en el que retoma las dudas de Raimon de las que ya se habló en este blog. Se llama "La entelequia identitaria". Sus últimos párrafos dicen así:

Albert Chillón[...]"Borges barruntaba que su otro yo ambulaba por Buenos Aires. Pessoa y Machado se desdoblaron en un puñado de apócrifos y heterónimos. El laberinto de la identidad conturbó a Kafka, Bergman, Hitchcock o Pirandello. Y José María Valverde reconocía: “Yo solo me conozco de oídas”. La plana mayor de los humanistas y creadores han desvelado, en fin, cuán diversa, poliédrica y ambigua es la personalidad de los sujetos. Convicción que sociólogos, antropólogos e historiadores, con mayor razón todavía, han hecho extensiva a la apabullante complejidad de los colectivos.
Y, ello no obstante, la propaganda nacionalista —sea españolista o catalanista: tanto monta— que hoy nubla las mentes insiste en despachar tan crucial cuestión con sonrojante aunque interesado simplismo, consciente de su eficacia a la hora de cautivar sentires y querencias. Se adscriban a un bando u otro, quienes la promueven y quienes la engullen reemplazan la crítica por la emoción, actúan en compulsivo rebaño y suprimen cualquier asomo de autocrítica y de duda con tal de sentirse parte de un nosotros unánime, indudable y unísono, enaltecido adversario —cuando no enemigo— de un ellos cuya denigración nutre el narcisismo propio. Y la enrarecida atmósfera resultante apenas deja lugar para los muchos ciudadanos que profesan identificaciones múltiples, a falta de una presunta identidad que no poseen ni anhelan tampoco.
Fúndese en la idealización romántica de la tierra, la lengua y la sangre, en la del impoluto pasado o en la del radiante futuro, todo nacionalismo es en última instancia étnico, ya que debe sacralizar un demos imaginario para erigir sobre él —a modo de premisa mayor de un silogismo oculto— el edificio de una exclusiva soberanía. Y entretanto, claro es, los poderes invisibles orquestan su apoteosis: si la duda y la razón no lo remedian, los embaucadores nacionalismos apartarán la atención y la acción públicas de la bancarrota social, política y moral que padecemos. Es así, propulsados por triseculares efemérides y fantasmales expolios fiscales, como consuman el auténtico expolio en curso.



Por su parte, en un artículo llamado "Atruena la nación en marcha", Francesc Morente reflexiona sobre el papel de la izquierda en el independentismo. Dice, entre otras cosas:

Francisco Morente
[...] "Desde la izquierda (teóricamente no nacionalista) comprometida con el proceso se ponen sobre la mesa dos argumentos para justificar su posición: que estamos ante una movilización de abajo arriba, y que esta es la ocasión para desencandenar un proceso constituyente no solo en Cataluña sino también en España.
La primera afirmación vuelve a comprar un eslogan de los nacionalistas. Que la movilización independentista tiene causas de fondo y amplio apoyo popular es innegable; que sea espontánea y sean las bases las que impulsan a las elites políticas no aguanta el más mínimo análisis. Quítesele a las movilizaciones de los dos últimos 11 de septiembre el apoyo logístico de partidos e instituciones y la abrumadora propaganda política de los medios públicos (y gran parte de los privados subvencionados) y ya veríamos de lo que estamos hablando.
El otro argumento resulta más triste. El proceso de independencia que oculta la cortina del derecho a decidir, más que inaugurar procesos constituyentes, rompe la solidaridad entre las clases populares de Cataluña y el resto de España, y divide profundamente a las clases populares catalanas (hágase un pequeño ejercicio de geografía recreativa y véase dónde cuelgan y dónde no esteladas en cantidades significativas)".

9 comentarios:

  1. Ninguno de los dos artículos tiene desperdicio y sabía que el Gran Uribe los iba a colgar en su blog. De un tiempo a esta parte, El Tapir se pregunta cómo se vive todo el "procés", en la universidad de Barcelona, y más concretamente, en la Universidad Autónoma de Barcelona, que por razones familiares me resulta más conocida y cercana. Me cuesta creer que en la universidad que yo he conocido exista la unanimidad que se nos presenta en los medios afines al "procés". Además, me gustaría saber cómo son considerados por sus colegas y alumnos los dos firmantes de estos artículos, ambos profesores de la Universidad Autónoma y el segundo de Historia Contemporánea. Por cierto, el hombre viene a mostrar la misma extrañeza que yo ante el papel de la izquierda en todo este asunto. Es una pena que sólo los más "estalinistas", de la vieja guardia, por así decirlo, se hayan mostrado abiertamente críticos, muy en el papel que se supone que "corresponde" a la izquierda; o, al menos, a la izquierda "clásica".
    En cualquier caso, ambos merecen mi admiración por la claridad de sus planteamientos y porque no son muchos los que hoy se atreven a cuestionar públicamente aspectos esenciales del "procés", y los que ocasionalmente lo hacen, suelen desplegar tales dosis de ambigüedad que, al final, te quedas igual que al empezar. Me da la impresión que la universidad en su conjunto no se ha manifestado demasiado en este asunto, aunque admito que pueda estar equivocado, por mi alejamiento y falta de contactos con la universidad.
    En todo caso, ánimo, que no estamos tan solos, ¡que caralho! Saludos,
    El Tapir

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    1. Sí, yo también lo he pensado en alguna ocasión. Esa gente tiene mucho mérito por escribir esas cosas en el diario dando clases en la universidad. Corren serio peligro de:
      1) Que les hagan boicot los estudiantes no asistiendo a clase. Y como consecuencia de ello...
      2) Que no les renueven el contrato para el próximo cuatrimestre.
      3) Ser sometidos a la cuchufleta general en cualquier asamblea de estudiantes de esas que usted conoce.
      4) O sencillamente, ser fusilados por algún exaltado "trabucaire", aunque sea con balas de salva .

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    2. Señor granuribe50:
      Esa "cuchufleta general", como usted la llama, se puede producir no sólo en asambleas de estudiantes sino en los propios claustros de profesores, reuniones de departamento, etc. O simplemente, y quizá peor, el ninguneo por doquier: dejas de existir a todos los efectos.
      Saludos y... ¡ánimo!, como dice El Tapir.

      Un sufrido profesor de universidad con pensamiento propio

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  2. Magníficos artículos, gran Uribe. Los dos. La cuestión identitaria adscrita a una determinada nación siempre me ha parecido eso, una entelequia. Una entelequia y un amor patrio de los que algunos extraen muy suculentos dividendos y otros una supuesta superioridad.
    En cuanto al papel de la izquierda en Calaluña, hace mucho que no se entiende.Que la derecha sea nacionalsta cabe dentro de la más absoluta normalidad. Siempre lo fue. Que aquí lo sea también la izquierda es lo que resulta del todo incomprensible. ¿A qué juega? ¿Y a qién defiende?

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  3. El papel de la izquierda en Cataluña en todo este timo del "procés" es lamentable y no se justifica desde ningún punto de vista. Los articulistas son unos valientes por el riesgo de ninguneo, en el mejor de los casos, al que se arriesgan. De todas formas creo que el tema estaba bastante más oscuro y cerrado el año pasado. Cada día aparecen más voces discrepantes. Hace unos meses había que buscarlas bajo las piedras...Veremos qué pasa esta semana y las próximas.
    Nvts

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    1. Estoy de acuerdo con su apreciación. Hace apenas un año, no había ni dios que se manifestara con la rotundidad y claridad de los dos profesores de la UAB. Y lo he estado siguiendo con mucha atención. Hoy día es bastante frecuente encontrar colaboraciones del cariz de las de esos profesores, lo cual es muy de celebrar. Como dice Nvts, veremos qué pasa los próximos días. Saludos,
      El Tapir

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  4. Dos magnificos articulos, si señor.
    parece mentira que despues de 150 años de nacionalismos varios, todavia haya que recordar lo complejo de la identidad.

    Como decia no se quien, me siento muy confortable siendo mal español y mal catalan

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    1. Yo también. Es una frase sencillita pero que tiene más miga de lo que parece... Identidades compartidas; y que nadie me pregunte en qué proporción, porque ni lo sé ni me importa. Saludos,
      El Tapir

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    2. El señor Javier Sardá decía: "Quiero decir, creo que soy un mal catalán y un mal español, no funciono bien en ninguno de los dos. Siempre he dicho que es mejor Portugal. Los portugueses son todo el día portugueses. Pero aquí siempre estamos con el frasco de las esencias, si yo me siento catalán o español, si yo me siento catalán o no español, si yo me siento amigo de los catalanes que no dan la mano al Príncipe, si yo me siento colaboracionista... En fin, hay buen rollo".

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