Primpéram, Omeprazol y Fortasec a punta pala

Podía haber hecho algo más cabal, más equilibrado, si, es cierto, podía; pero no ha querido. Negociar y pactar los presupuestos del Estado con los enemigos del Estado, cuya objetivo final es derruirlo a trozos (de lo que han dado pruebas repetidas veces), parece una especie de oxímoron, que solo alcanzan a entender el doctor Sánchez, su mentor en la sombra —un sujeto apellidado Redondo—, y los más adictos a Sánchez (ministros/as y seguidores a rajatabla de los "argumentarios", a veces tramposos, que elaboran en la sala de máquinas algunos de los 777 asesores de Moncloa). 

Todo ello para mosqueo de los cuatro "carcamales y ultraderechistas" que quedan en el PSOE, que se resisten a aceptar que su partido se haya convertido en el entusiasta club de fans (presidido por la señora Lastra y el"carbonerito Ábalos", un hirsuto sujeto especialmente turbio) del susodicho doctor, que se encarga de esas plúmbeas salmodias, salpicadas de mentirijillas (y ocultaciones), emitidas con tono monocorde, con cara (de cemento) de no creérselas ni él y sin derecho a preguntas. 

No inquietarse: en la radio y redes esos "carcamales", presuntos altos disidentes del PSOE, dirán lo que quede bien ante su electorado, muy crítico con esto; pero a la hora de la verdad, en las reuniones del PSOE nadie dirá ni MU. Y es que  ya lo decía Alfonso Guerra: "El que se mueva no sale en la foto", y hay que ganarse el sustento. Esto es lo que hay.

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Puede que hagan algunas cosas bien, no lo negamos, quizá suena la flauta a veces, pero dejemos por hoy de lado eso y lo contrario, lo de los jueces y lo del "ministerio de la Verdad", sin ir más lejos; tiempo habrá, pero vamos a lo reciente.

Muchos "fascistas" o "ultraderechistas" —como se califica a los disidentes, y como será tildado G.U. si lo leen algunos de ese club de fans—, que son actuales o antiguos votantes de ese partido, asisten atónitos al hecho de que Dr. Sánchez califique este grosero cambalache como "el inicio de una nueva época". Hum, que mal suena eso, si se hace con estos mimbres.

También resulta chocante que, con todo el morro, intenten vendernos la moto de que con ese acuerdo (del que desconocemos la letra pequeña —más nos vale—, aunque ya la grande no nos guste nada) se ha recuperado "el espíritu de la transición", cuando hasta hace unas semanas sus socios predicaban que había que acabar con ella (la transición) "a la voz de ya", como decían en la mili. ¿En qué quedamos?

Lo que ocurre es que ahora nos preocupan otros asuntos más próximos que esa futura "nueva época" que nos promete nuestro presidente (ojo: puestos a hablar, ha vaticinado que en dos semanas pasaremos ¡de quinientos a veinte contagios diarios! Dios le oiga). Pero cosas como esas son las que le permiten ir tirando millas, enganchado a la poltrona como con Super Glue.

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Bueno, ya que hablamos de socios, a G.U. no le gusta ninguno, como ya se pueden suponer ustedes. Empezando por el del moñito de samurai, «profesorcillo de universidad, bolchevique de salón, agitador y tertuliano convertido en el actual marqués de Galapagar» (Ramón de España dixit), un sujeto al que una vez que ha pisado moqueta será difícil sacárselo de encima, y continuando por las huestes del cateto buscavidas Rufián y procesistas diversos (a quienes el supertrilero Sánchez ha vendido la moto del "catalán como única lengua vehicular en la enseñanza en Cataluña", algo que ya existe desde hace lo menos veinte años —ojo, también está el aranés—. Lo explicaba Lluís Bosch en su blog MIL DeMONioS).

[DANI GAGO / VICEPRESIDENCIA DEL GOBIERNO / granuribe50]

Bueno, en fin, a todos esos G.U. ya los tiene bastante digeridos y amortizados. Pero hay otro socio, que ese es de más difícil asimilación. Solo con oír al sujeto del fondo de la fotografía superior impartiendo doctrina pacifista, fardando de su buena sintonía con el gobierno y ver a sus correligionarios (entre los que no faltan algunos antiguos asesinos y sus palmeros) dándose el codito con el vicepresidente del Gobierno, le da dolor de tripa a quien esto escribe y tiene que apagar la TV por vía de urgencia, para ir a buscar en el botiquín Primpéran, Omeprazol y Fortasec para combatir las náuseas, el ardor de estómago y la diarrea, respectivamente. También usa Almax o Gaviscon para el reflujo, si se tercia.

En fin, comprenderán ustedes que uno acuda al botiquín de su casa a buscar ayuda, y más después de ver estas cosas sobre Ernest Lluch, un buen tipo al que se cargó ETA, así, por la patilla. Pero creo que no va a ser suficiente y que G.U. va a tener que acudir a Urgencias, aunque teme no ser recibido por esta minucia, ya saben cómo está el tema Covid.