¿Se puede decir ya o todavía no?

Donde se demuestra que a los EEUU le es más fácil poner un presidente en otro país que en el suyo propio. Parece que fue ayer cuando lamentábamos la ola amarilla, naranja o zanahoria, en la entrada Tsunamis que nos invaden. 

Hay años, como éste, que mejoran con el vino, esa bebida espirituosa que tiende a mejorar con los años. Y en esas estamos, celebrando lo poco que hay que celebrar de este año, pero regado con el correpondiente whisky de media tarde (con vino vendrá luego, a la hora de la cena). El caso es que poco nos cambiará la vida, quizá exportaciones y todo eso, pero cuantos menos embusteros, populistas de medio pelo, trapisondistas y marrulleros tengamos, mejor. Por lo menos, aquí los tenemos bien peinados, aunque uno tenga un mocho en la cabeza y alguno hay con moñito de samurai. 

Camión de mudanzas maniobrando para entrar en la Casa Blanca
[White House (whitehouse.gov) / https://mudanzasrojals.com / granuribe50] 

Entre tanto, donde haya algún duro a ganar, ahí está un catalán. Casa Rojals, un clásico de las mudanzas, está al loro. Quizá se extrañarán ustedes de que el camión de Casa Rojals esté sin "normalizar", en el sentido de que utilice una lengua que dejará pronto de ser oficial en todo el Estado español, pero es que allí vende lo hispano, como sabe Trump.

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[Después de tomar la copa de vino (varias, en el caso de G.U.) solo queda esperar que a partir de ahora mengüe el desfile de expertos en temas estadounidenses por TV y redes, aunque hasta que ese sujeto meta el último cachivache en el camión de Rojals, seguirá el asunto dando de comer. Hermida estaba él solito, pero ahora los tenemos a porrillo].