jueves, 18 de agosto de 2016
Tomando tierra en BCN
Se acabaron las mágicas noches ibicencas, el glamour de las fiestas privadas, la tranquilidad de las calas, el cadencioso pasear por las calles de la ciudad, esas románticas puestas de sol con sus velitas encendidas y ovaciones entusiastas, las apacibles comidas familiares, todo eso. Ahora, recién aterrizado en BCN, disfrutaremos dos días de ella preparando una escapadita a la dulce Francia —el atlántico—, un poco para cambiar el chip, algo que quizá sea necesario, a fin de cuentas.
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Acabo de llegar y veo que ustedes no paran. Que lo pasen bien.
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