José Ramón Recalde [Fotografía de Jesús Uriarte] |
No todas las balas iban a las bocas. La mayoría taladraba directamente la nuca en busca del cerebro, matando, con perdón, dos pájaros de un tiro, pues además de sellar los labios de la víctima, eliminaban de raíz su pensamiento. Las balas saben cómo llevar a cabo los mayores destrozos con el mínimo gasto de energías. De hecho, no solo liquidaban al elegido, sino que anulaban al cien por cien la sensibilidad del pistolero. Después de haber destrozado cuatro bocas y seis o siete encéfalos, ya estaba uno listo para colocar una bomba en Hipercor, a la hora en la que más lleno se encontraba de bocas y cerebros.
Aquella suerte de yihadismo doméstico nos parece hoy mentira, pero es de donde venimos. Recalde lo contó todo en sus memorias, que no sabemos si siguen a la venta».
Juan José Millás, Las balas saben, EL PAÍS SEMANAL (7/8/2016)
Librería Lagun en 2001 (Fotografía de Jesús Uriarte) / José Ramón Recalde en 2000 (Fotografía de Juan Herrero) |
¡Preparando para qué, so cabrones! ¿No había bastante con lo que le hicisteis a J. R. Recalde?
ResponderEliminarEl Tapir
Y lo peor, la indiferencia de los "moderados" del nacionalismo.
ResponderEliminarMateo M.
Tal como escribe Octavio Cortés sobre el extremismo (pequeño diccionario salvaje): Hay infinitos niveles de idiotización radical.Nunca hay un último fanático. siempre hay alguien un tanto más dogmatico y brutal un paso más allá. Siempre se puede bajar un escalón más y encontar individuos con mentes opacas y obtusas.
ResponderEliminarÉste criminal, sin duda llego a lo más hondo.
Protone14
Bueno, era un terrorismo doméstico, pero entrenado en campos de Argelia, Yemen del Sur y otros países especializados en ello, en el terrorismo puro y duro y al más alto nivel. Hace años, España se citaba internacionalmente como un ejemplo de país con terrorismo.
ResponderEliminarY, además, la gilipollez de los nacionalistas "moderados". MJ