jueves, 11 de agosto de 2016

Gran Uribe alquila cama balinesa en Cala Bassa

Seguimos a vueltas siempre con este asunto de la privatización del espacio público, una vergüenza a la que nadie parece estar interesado en poner remedio. Y aquí esto es una auténtica locura. Sin ir más lejos, colocar una toalla en la arena de la playa de Cala Bassa sigue siendo una proeza semejante a clavar una pica en Flandes.

Las hamacas ocupan prácticamente todo el espacio y a los bañistas que no están dispuestos a pagar no les queda otra que colocarse pegados a la orilla, con el borde de la toalla casi en remojo. En los cerca de 250 metros de longitud de la playa apenas hay una franja, en el centro, de escasos metros, en los que colocarse sin pasar por caja. Mover unos centímetros una de las hamacas vacías para tumbarse es jugarse el tipo. En cuanto uno se levanta para ir al agua, un empleado —una especie de segurata—viene corriendo y vuelve a colocarla. De muy malas maneras, por cierto; los bañistas de a pie son casi seres despreciables, no hacen caja.

Hoy Rita Vallès i Serra —que practica el sillonbol— ha ideado una serie de pruebas olímpicas, paralelas a las de Río 2016, a celebrar en Ibiza este verano. Dice así:
«Todo. Lo veo todo. Hockey, waterpolo, gimnasia, saltos de trampolín, tiro con carabina, rugby, natación, windsurf (enhorabuena Mateo y Asier)... ¡Y no han empezado a disputarse las pruebas de atletismo! Cada cuatro años sufro un síndrome olímpico. Por eso no puedo despedirme este verano sin imaginar unas pruebas olímpicas específicas de nuestro pequeño territorio. Como decían con ingenio en una gran fiesta universitaria de Barcelona: me Río de Janeiro».

Y una de las que imagina Rita Vallès i Serra es la de dos metros (cuadrados) libres en la playa de Cala Bassa, para conseguir un lugar donde colocar la toalla.


Ardua tarea a la que uno, que también practica sillonbol, no se piensa prestar. Por ello Gran Uribe se ha dejado de historias y ha preferido contratar hoy una cama balinesa por €180 (con botella de champán incluida) para pasar el día. Una bicoca.

Gran Uribe en una cama balinesa, en la playa de Cala Bassa

4 comentarios:

  1. A mí eso de la cama balinesa me parece que da un aspecto un poco desastroso a la playa. Una cosa son las hamacas y otra muy diferente esos colchones con un montón de cosas encima, y los taburetes con esa especie de cojines, y los sillones con las toallas, y las mesas con toda esa parafernalia. La cama más lejana es el colmo, demasiado desorden. Además, en esa cama balinesa está usted un poco raro, G.U., tiene algo en la pierna izquierda y la cabeza como si la tuviera a la virulé. Siento decírselo, pero es lo que pienso. El entorno natural precioso, pero el rincón balinés desaliñado. Nada que ver con la bonita "Casa entre pinos". MJ

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  2. Y esa invasión del suelo público por negocios privados no es denunciable? Lo encuentro gordísimo. Qué forma de atraco tan inaudito!
    Nvts

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  3. El periodista Leif Borthen, en el libro de temática ibicenca "El camino de San Vicente", al evocar la Ibiza de 1960 pone en boca de un residente extranjero, uno de los cuatrocientos que en ese momento vivían en la isla, las siguientes palabras: "Pero,¡es que la propia Ibiza está igualmente perdida, hombre! ¿No ve lo que está sucediendo? ¡Ibiza va camino de convertirse en la industria turística por antonomasia! ¿Cree que sobrevivirá alguna decencia humana o belleza del paisaje? La única salida que veo es una catástrofe natural que espantara a todos los turistas por siempre jamás". Premonitorias palabras sobre una realidad que algunos vislumbramos ya a la vuelta de la esquina ...

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  4. Es una verdadera desgracia que por la delicada situación internacional no se hayan ido todos a ver puestas de sol a las islas griegas y al Peloponeso...
    nvts

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