Lluís Llach augura una "guerra sucia" del Estado antes del 27S
El cabeza de lista de Junts pel Sí en Girona, Lluís Llach, empieza a calentar la olla. Hoy ha asegurado que Cataluña sufrirá una "guerra sucia" por parte del Estado durante la campaña electoral del 27 de septiembre.
Un tal Eduardo Pinzolas le contesta así en Crónica Global:
«Debe ser cosa de la edad. A nuestro entrañable cantautor viticultor, nuestro Beethoven del siglo XX, nuestro Ulises, nuestro ilustre “gorrillas”, le empieza a fallar la vista, o mejor, se le empieza a desequilibrar: se le agudiza para unas cosas y tiende a la ceguera para otras, empieza a ver muy bien de lejos y muy mal de cerca. Sólo así se explica esa capacidad para percibir la “guerra sucia” del PP, o del conglomerado PPSOE/Estado, una minucia, una pajilla, y su falta de percepción en la “guerra sucia” independentista, una viga de viaducto, un crucero en el lago de Banyoles.
Ofrezcámonos de lazarillo con nuestra filantropía habitual:
1. Percátese, sr. Llach, de la maniobra de su propia candidatura: una lista para tapar a todo un President y a todo su partido.
2. Vislumbre, sr. Llach, la ubicación de la fecha electoral, en pleno puente de la Mercé festivo en Barcelona y todo el área metropolitana.
3. Eche un ojeo, sr. Llach, a los últimos cuatro o cinco años de utilización sectaria y propagandista de medios de comunicación e instituciones.
4. Contemple la panorámica, sr. Llach, de más de tres décadas de adoctrinamiento en la “escola catalana”.
No vamos a seguir. No deseamos en modo alguno fatigarle. Ya tiene tarea suficiente para tratar de corregir su visión y, si no lo consigue, acuda a un buen oftalmólogo, usted puede».
Bueno, ahora ya más en serio. Antonio Elorza es de los de la botella medio vacía, como Gran Uribe. Hoy se expresa en estos términos:
[...] «Convergència y ERC tuvieron y tienen todo derecho para entregarse en exclusiva al independentismo. Quien no tiene ese derecho es la Generalitat, obligada por la Constitución y el Estatut a salvaguardar siempre la igualdad de derechos políticos de los ciudadanos, incluida la isegoría, el derecho efectivo a la expresión desde instancias públicas en igualdad de condiciones. Y ese derecho no ha existido. En Cataluña impera un monopolio estatal de la propaganda por todos los medios a disposición de la Generalitat al servicio de una sedición[...] Todo adversario de la independencia es para Mas y los suyos un enemigo de Cataluña.
Estamos ante un caso claro de totalismo, de totalitarismo horizontal, donde la difusión a toda la sociedad del dogma independentista resulta impulsada desde las instituciones de gobierno. La sacralización del proyecto nacionalista, la satanización de la inserción en España, convierten a federales y autonomistas en ciudadanos de segundo orden. Prácticamente invisibles en la esfera controlada por la Generalitat, donde todo espacio de debate resulta eliminado. No se ofrece análisis riguroso de los costes de la independencia. Tampoco la menor mención a que la Constitución española es reformable, y que con el PP fuera del poder, cabría una reforma federal incluyendo el derecho a la autodeterminación. Por supuesto, las condiciones fijadas por el vigente Estatut para su reforma son igualmente ignoradas.
Toca ser pesimista. Una sedición antidemocrática, pero con amplio apoyo de masas, es anuncio de lo peor».
Enlace: Cataluña o el totalismo mágico
Pues sí, en la eterna lucha entre el dogma y la razón, suele ganar el dogma, por mucho que nos pese, y éste ha sido muy bien preparado y programado. No queda mucho espacio para el optimismo, aunque una sea una optimista recalcitrante. Y por mucho que odie los dogmas, que los odia. Todos.
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