[...] «Dos operaciones consecutivas de la fiscalía de Roma –la primera el pasado mes de diciembre y la segunda en junio– demostraron que hasta los romanos más críticos se habían quedado cortos. La vieja incógnita –¿hay Mafia en Roma?– fue despejada de forma abrupta. Todo pareció encontrar sentido. De repente, empezó a tener explicación que la ciudad estuviese siempre tan sucia, tan caótica, que todo el dinero destinado a las emergencias sociales –acogida de migrantes, atención a las familias en apuros– nunca fuera suficiente.
Ambiente de piratería en el Panteón de Roma / Fotografía: Antonello Nusca |
Salvatore Buzzi y Massimo Carminati, dos vértices del triángulo |
Las más de 80 detenciones y los centenares de indagados –entre los que destacan el anterior alcalde, el exfascista Gianni Alemanno, y un subsecretario del Gobierno de Matteo Renzi– sacaron a la luz una realidad terrible.
Tras la belleza de Roma se oculta una maquinaria de corrupción que se nutre incluso de la desesperación de los más débiles. En la infinidad de cooperativas –tildadas “de izquierdas”– manejadas por Salvatore Buzzi se adjudicaban los contratos para recoger la basura, limpiar los parques, gestionar los campamentos de refugiados, pero los fondos reales terminaban convertidos en una ilusión óptica, como en una perspectiva de Borromini.
La emergencia social se convirtió en el mejor de los negocios. “Con los inmigrantes”, llegó a reconocer uno de los detenidos durante una conversación grabada por la policía, “se gana más que con la droga”».
Enlace: La caída de Roma
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