Sant Josep, en Ibiza, decreta una “emergencia” por falta de agua potable
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Por otra parte, la red de agua canalizada se nutre básicamente de las desaladoras, un impacto ambiental importante, por cierto, pero es la única fuente que puede suministrar el preciado líquido, aunque tampoco dan abasto en esta época. La de Santa Eulalia no funciona, a pesar de que se acabó hace dos años, por desacuerdos políticos, económicos o vaya usted a saber.
Por suerte... siempre nos queda el cacique Don Matutone que tiene una para el solito y sus negocietes. Ahora, en un gesto de magnanimidad que le honra, ha cedido parte del caudal de su desalinizadora particular para paliar el problema. Es de suponer que se lo cobrará básicamente en especies: concesiones administrativas para sus actuaciones urbanísticas (campos de golf y demás), permisos que se le resistían etc. Magnanimidad muy propia de caciques, no en vano tienen la sartén por el mango.
Nada nuevo: ya la novela realista del XIX estaba plagada de este tipo de sujetos...
Dice EL PAÍS en crónica de Andreu Manresa:
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La desaladora de Santa. Eulalia sigue sin estar operativa |
La ausencia de lluvia y la sobreexplotación de los pozos han provocado la salinización de los acuíferos por efecto de la intrusión de agua de mar. Una solución sería desalar agua, pero una desalinizadora pública móvil no puede generar las toneladas necesarias de agua apta para el consumo. Existe una planta de gran capacidad, en el municipio de Santa Eulàlia, pero está inconclusa por discrepancias sobre el coste final.
El municipio de Sant Josep recibe aportes suplementarios de la planta de agua desalada de Ibiza y, excepcionalmente, cesiones de agua ‘artificial’ de la potabilizadora privada que tiene la empresa hotelera Matutes en playa d’en Bossa».[...]
En el Diario de Ibiza hay un sujeto de esos que suelen ver la botella medio vacía —como Gran Uribe—. Se llama Mariano Planells y en esta época del año suele estar particularmente malhumorado, no sin motivo. En su último artículo dice así:
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Y no solo en Ibiza. En toda la isla, rebosan los líquidos negros, porque las depuradoras no tienen suficiente hígado para filtrarlo todo. Y el aire no huele a pino ni a romero, como sugieren estos fabricantes de colonia con nombres rurales de Ibiza: huele a eso, a la materia fecal que lo tiñe todo. Ibiza, mientras huela a mierda, tiene el futuro asegurado. Ya que no puede oler a napalm por la mañana, al menos desprende esta profunda fetidez que impregna los yates de quienes sienten nostalgie de la boue. La nostalgia del barro que es de donde proceden muchos dineros de estos ladrones y traficantes, reciclados en turistas de lujo.
Los yateros y desfalcadores se lo cuentan por el whatsapp: qué mal huele Ibiza, no se cabe, todo está por las nubes. Pero no se va ni uno. Se quedan a disfrutar del desastre desde el palco de su yate, como el cabroncete de Nerón ante las llamas de Roma.[...]La única buena noticia es que ya llegará octubre y toda esta turba viciosa partirá a freír espárragos. Supongo».
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