El paseo de Gracia pierde su ADN
Parece que está a punto de caer una tienda más del Paseo de Gracia, el paradigma de la Barcelona postmoderna de los años 80 y 90 —Mariscal y todo aquello— y una tienda de referencia cuando uno tenía que comprar algo de diseño un poco cuidado y actual, o también una fantasmada, que de todo hay allí. Muchos mirones, muchos guiris que entran cámara en mano, se dan una vueltecita y se van rápidamente por donde han venido. A los clientes de siempre, aquellos diseñadores y arquitectos de americanita gris de lino arrugado les cogió de lleno la crisis y ya no compran ni una escoba. Un desastre.
Seguramente tendremos un Luis Vuitton, o un Prada, tal vez un Zara más, un Mango, un superbar de tapas o algo así...
Un artículo de EL PAÍS nos lo cuenta así:
[...] «Y los rumores amenazan también la continuidad de Vinçon, que no tiene claro cuál es su futuro tras perder la mitad de sus ventas desde 2007. Sergi Amat, director de una firma que lleva desde los años 40 del pasado siglo en el número 96, explica parte de sus problemas así: “El paseo de Gracia ha cambiado tanto que no es el mismo. Se ha convertido en una calle solo para turistas y el residente de Barcelona ya ni se pasea, porque las tiendas son tan elitistas que no se puede ni comprar. Es difícil ya oír hablar a alguien castellano o catalán”. En su opinión, su tienda tiene muchas visitas pero pocas ventas y evita catalogar el comercio de gama alta de productos de diseño, pese a la fama que atesora.
El de Vinçon es un caso más. Y, pese a todo, excepcional, porque la familia propietaria del establecimiento es también la propietaria del local de unos 3.000 metros cuadrados. Las ofertas para comprar no han cesado en los últimos años y ahora la familia se replantea su futuro: reducir el espacio de la tienda, abandonar su histórica ubicación y mudarse a una nueva o, incluso, bajar la persiana. “En estos momentos veo quizás a Vinçon fuera del paseo de Gràcia, pero tenemos todas los opciones sobre la mesa”, explica Amat».[...]
Enlace: El paseo de Gràcia pierde su ADN
Qué pena me da. Es verdad que vendían muchas tonterías de "diseño", que durante muchos años un regalito envuelto con el papel de Vinçon te hacía quedar muy bien, aunque fuera una mierdecita, que era un guiño de modernidad en el que caímos todos. Los años pasan, aquello también se acabó. Otra Barcelona, que no reconozco como mía, ha tomado el relevo. Todo ello me sume en melancolía.
ResponderEliminarnvts
Adiós Barcelona, adiós...
ResponderEliminarSí, en Vinçon se vendían muchas tonterías "de diseño", como dice nvts,, pero también podías encontrar cosas muy prácticas de un diseño funcional desnudo, como "industrial". Entre las primeras, recuerdo a una dependienta explicar a un cliente: "Sí, esto es una cafetera que no funciona" Ah, caralho, y ¿dónde está la gracia? Entre las segundas, yo compré dos mesas muy sencillas, como para un estudio de arquitectura, de 2,00 x 0,80 m, con tablero de fórmica (o similar) blanca mate, canteadas en madera barata y con patas plegables. Muy prácticas, funcionales y sin pretensiones de ningún tipo. Sobre una de ellas estoy escribiendo ahora estas líneas. En todo caso, una auténtica pena su desaparición, de confirmarse. Como dice Anónimo 18:08, "adiós, Barcelona adiós...".
ResponderEliminarEl Tapir
Se pueden encontrar diseños estupendos allí. Lámparas, muebles, complementos diversos para uso propio. Para los regalos, están las tonterías y fantasmagorías varias, que nunca han faltado.
EliminarPero los números no cuadraban con lo de la crisis, tienda llena y caja vacía. Han hecho elogiosos esfuerzos para mantenerse en vida: una cafetería en la que no se toma el café nadie (ni siquiera Pujalte) y también souvenirs con toros y gitanas "de diseño" que, obviamente, no han tenido ningún éxito porque el turista no es tonto y prefiere lo "tipical".
A día de hoy, en el Paseo de Gracia solo hay turistas y en esa tienda no compran. Los ciudadanos de aquí que compraban no tienen un duro y ahora pisan poco ese paseo, claro.
Gran Uribe piensa que abrirán tienda en otra calle a la que no llegue tanto guiri y que esté situada en un edificio digno.
Por cierto, Tapir: ¿se puso usted la americanita, camisa y pantalón gris de lino para comprar esas mesas? (Creo saber a qué diseño se refiere usted).
Caramba, Gran Uribe, me descoloca usted. No tengo ni idea de quién diseñó esa mesa, y sus pistas de la "americanita, camisa y pantalón gris de lino" no me ayudan mucho a salir de mi ignorancia (siempre he tenido escasa imaginación para las adivinanzas). Saludos,
ResponderEliminarEl Tapir
El atuendo base (casi un uniforme) de los arquitectos que frecuentaban esa tienda de Vinçon era ese que usted cita (tonos grises en prendas de lino bastante arrugadas, ya que la arruga era bella, como sabe, aunque ha dejado de serlo).
EliminarLos únicos de ese colectivo que aportaban una nota de color eran Correa (con sus pantalones tipo colchonero) y Bohigas con su utilización quizá un poco abusiva del color naranja, incluso en sus postrimerías. Ignoro el vestuario que utilizaba el diseñador de la mesa desde la que usted escribe, cuya autoría desconozco como usted. Esos diseños sin nombre detrás son a veces los mejores.
En fin, una pérdida que siento en el alma porque hubo una época en que Gran Uribe visitaba ese lugar con cierta frecuencia, aunque —por lo general— acabara sin comprar nada, como tantos otros.