martes, 21 de abril de 2015
A Abel Martínez
"Abel Martínez Oliva era un profesor errante. Uno de esos docentes acostumbrados a peregrinar por diferentes institutos de Cataluña para cubrir vacantes temporales, con el sueño de que un día llegaría la esperada plaza fija. Y eso le obligaba, a sus 36 años, a esforzarse más de lo normal en la preparación de sus clases, pues muchas veces la materia que le tocaba impartir en estas sustituciones no era la de su especialidad. [...] Recientemente había expresado a sus amigos más cercanos que empezaba a estar cansado de tanta peregrinación por institutos de Cataluña, pero es lo que tocaba si quería trabajar como profesor". (La Vanguardia)
La esforzada vida de un profesor sustituto. No se convocan oposiciones, los profesores titulares ahora muchas veces van a clase enfermos para no perder dinero si toman una baja y, por tanto, apenas hay sustituciones y, cuando las hay es casi siempre donde Cristo dio las tres voces; en fin, un desastre. El destino le hizo una fea jugada. Descansa en paz, Abel.
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No te olvidaremos, compañero.
ResponderEliminarMucho hablar del "pobre niño" al que hay que dar una segunda oportunidad y muy poco del pobre Abel, "un vulgar sustituto". Sería interesante saber cuál habría sido la reacción si la muerta hubiera sido la directora, cap d´estudis o alguien así. Quizá entonces se plantearan un poco más lo de la seguridad de los docentes y de los controles psicológicos a los pequeños habitantes de la selva en que se han convertido los institutos.
ResponderEliminarEl caso de este infortunado profesor itinerante es verdaderamente desgarrador. Abel, descansa en paz.
ResponderEliminarEl Tapir