Jordi Pujol, Helena Rakosnik, Artur Mas y Josep Rull Balcón del Hotel Majestic (25/11/2012) |
Cuentan que, bien avanzado el escrutinio, Artur Mas seguía sin creerse nada, justificando su posición en que estaban saliendo los resultados de las grandes ciudades y no de la Cataluña profunda, claramente nacionalista. Y cuentan, en fin, que casi cerrado ya el escrutinio, que arrojaba la pérdida de más de doce escaños de CiU, Artur Mas se echó a llorar y, agarrado a su mujer, Helena Rakosnik, empezó a repetir como un poseso “no pot ser, no pot ser” (“No puede ser, no puede ser”).
Las lágrimas, los lamentos y las ganas de tirar la toalla solo duraron hasta que apareció el muy honorable president, Jordi Pujol i Soley, que, acercando su cara a la de su heredero, Artur Mas, y mirándole a los ojos le dijo: “Aquí no se va nadie. Aquí se aguanta y tú sales ahora, a dar la cara, como si no hubiese pasado nada”. Y así fue. Mas salió, dio la cara, como si no hubiese pasado nada, y el “no pot ser”, se convirtió, de pronto, en un “pot ser”».
Y de aquellos lodos vinieron estos barros, con una Cataluña absolutamente dividida y destrozada, una especie de casa en ruinas. Lluís Bassets le dedica al trilero del carrer Tuset el 'homenaje' que se merece, en su artículo El hundimiento.
«Teniendo en sus manos el poder más extraordinario que nunca se haya concentrado en las manos de un partido catalán, lo ha dilapidado y destruido, destruyendo además otras muchas cosas, empezando por su propia carrera y la de numerosos compañeros de partido y de alianzas, siguiendo por la estructura entera del sistema de partidos catalanes, y terminando, incluso, por las ideas y los valores de la ideología y de la cultura política central en Cataluña que es la del catalanismo político.
Todo esto es obra de Artur Mas. Con colaboraciones numerosas y con complicidades abundantes, con responsabilidades compartidas ampliamente en el mundo periodístico, intelectual, artístico, deportivo, mediático y empresarial. Pero tratándose de quien quería ser un líder, el líder supremo, el que mantenía más altas las apuestas y aseguradas las posibilidades de negociación y de victoria, suya es la responsabilidad máxima y la mayor de todas, y a él le corresponde responder ante sus conciudadanos, los catalanes, con independencia de las deudas que tenga que resolver ante la justicia, y responder exactamente por el hundimiento al que nos ha llevado con sus políticas y sus decisiones concretas, por la derrota de dimensiones históricas a la que él y los suyos nos han abocado a todos. Nada de positivo hay en su legado. [...]
Si la historia tiene algo de piedad de su paso por la máxima responsabilidad política catalana, le dejará en el olvido de una nota al pie insignificante. Si es un poco más atenta y rigurosa, le dedicará uno de los capítulos más negativos de la historia de Cataluña, el que corresponde a quien ha dilapidado la herencia espléndida que han recibido y solo ha dejado tras de sí una casa en ruinas».
Todo lo que usted quiera, pero convendrá conmigo en que la lexicografía le debe mucho a ese individuo: ni "procés", ni "dret a decidir", ni "volem urnes", ni "un pas al costat", etc., existirían si no fuera gracias a él. Y de la majestuosidad de todo tipo de actos procesistas, del habla impostada arrastrando teatralmente las eses finales, de la ceremoniosa firma con la Inoxcrom, etc., ni hablemos. En estos aspectos ha dejado un vasto legado que retomarán generaciones venideras.
ResponderEliminarSi, ANÓNIMO, siempre un BIC en el bolsillo, disimulando el poder del Montblanc de oro, que lo llevan escondido y les sirve para firmar los cheques que marchan de camino a Suiza.
ResponderEliminarTarde o temprano el tiempo juzga y el engaño se descubre. Los últimos de la clase, los más malos se dedican a engañar, a hacer trampas. Pasan más tiempo pensando las formas del engaño que haciendo su trabajo, el tiempo empleado en hacer una chuelata se podría dedicar al estudio y todo iría mejor. El tiempo dedicado a engañar al estado sería mucho más rentable si se dedicara a gobernar con seriedad y sentido de estado. Estos gobernantes han sido votados por un pueblo adicto a la información y a la educación manipuladas. Se lo han creído y ahora resulta que el pueblo tiene los gobernantes que se merece y los exgobernantes tienen que ir rindiendo cuentas a la justicia. Y no nos vengan con ese cuento de la judicialización de la política. Para ser gobernar hay que cumplir las leyes y si no se cumplen, la justicia debe actuar.
ResponderEliminarSalud
Ahora lo has dicho:
Eliminar«Y ahora resulta que el pueblo tiene los gobernantes que se merece y los exgobernantes tienen que ir rindiendo cuentas a la justicia. Y no nos vengan con ese cuento de la judicialización de la política. Para saber gobernar hay que cumplir las leyes y si no se cumplen, la justicia debe actuar».
¿Y Fuigdemon? ¿Cómo eludirá la justicia? ¿Será posible que un trastornado vuelva a ser, esta vez virtualmente, presidente de la "Generalitat de Catalunya"? Claro que si pienso que Trump está donde está, esto de aquí es peccata minuta. MJ
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