
Lamentablemente, lo recorrido hasta ahora invita a abandonar toda esperanza. Podemos se ha convertido en un centro de acogida y reciclaje de izquierdas nacionalistas. Partidos políticos agonizantes, junto con nacionalistas electoralmente estériles por su cuenta pero dispuestos a parasitar a cualquiera mientras puedan sembrar su mensaje, han vampirizado el proyecto. Una película que, en versiones menos aceleradas, ya hemos visto y cuyo final conocemos: una izquierda acobardada ante el delirio nacionalista, puramente reactiva, que solo sabe decir que no, a bulto y sin razones, y que oculta su falta de ideas con pirotecnia y efectismos. Basta con ver esa política gestera con los símbolos del Estado. Un uso patrimonial y arbitrario de las instituciones poco acorde con un ideal republicano tantas veces invocado. Pero eso es casi lo de menos. Lo peor es que para oponerse a quienes quieren acabar con el Estado del bienestar busquen la compañía de quienes quieren acabar —y lo proclaman— con el Estado, su condición de posibilidad».
Enlace: La izquierda que pudo ser
Aunque ya intuía algo así, el artículo me ha resultado francamente deprimente, tanto, que casi habría preferido no leerlo.
ResponderEliminarEl Tapir
Claro, no se puede confundir la velocidad con el tocino.
ResponderEliminarMuy deprimente, en efecto, para los que creíamos que la nueva izquierda iba a hacer algo más en este penoso asunto.
ResponderEliminarHay que ir abandonando la idea de que la izquierda pueda salvarnos del nacionalismo. Efectivamente, ha sucumbido vampirizada por este y no sé si podrá levantar el vuelo nunca más. Ante este panorama impotencia total y melancolía.
ResponderEliminarnvs