sábado, 23 de agosto de 2014

Osos y personas

Julio Llamazares nació en 1955 en el pueblo leonés de Vegamián, que desapareció bajo las aguas al construirse en 1968 el pantano de Borma. Había sido diseñado precisamente por Juan Benet, de ahí que ahora lleve su nombre. Está situado en un lugar precioso. "Parece Suiza", como diría el padre de un compañero de infancia de un servidor.

Como explica el propio Llamazares, “los ríos de la tierra, esas venas que la cruzan irrigándola como las nuestras hacen con nuestros cuerpos, han sido desde siempre los hilos conductores de la vida sobre ella, tanto antes de que existieran los hombres como después. Paralelamente los ríos se han convertido también, en agresores de pueblos y de culturas con siglos y aún milenios de existencia. El Porma, a cuya orilla nací, es un ejemplo de ello. Pero también, todo hay que decirlo, posiblemente la causa de mi vocación poética, como sarcásticamente me decía el ingeniero-escritor Juan Benet, autor del pantano que sepultó mi pueblo natal y otras seis aldeas y de una novela premonitoria, "Volverás a Región", escrita a pie de presa en aquella época, que es para mí más que una profecía. Es la poética de mi propia obra".

Embalse Juan Benet

Desconocemos el lugar en el Llamazares que pasa sus vacaciones, al que se hace referencia en su columna de hoy en "El País". Pero su escrito, por desgracia, es extrapolable a buena parte de la España rural. ¡Qué desastre de país!
Dice así:

Julio LlamazaresOsos
"Las autoridades de Asturias y de Castilla y León están muy contentas porque esta primavera se han contabilizado más de 50 hembras con crías en los territorios oseros de la cordillera Cantábrica, lo que certifica la recuperación del oso. Yo también me congratulo de ello, cómo no, pero, en su caso, me preocuparía más de que hubiera 50 mujeres con hijos en esos mismos territorios, que no las hay ni de lejos. Tanto ocuparnos del oso y del urogallo y al final va a resultar que la verdadera especie en extinción en muchas zonas de España es el hombre.
En el lugar en el que paso mis vacaciones viven en el invierno menos de 20 personas (hace 10 años había tres veces más) y lo mismo sucede en todos los pueblos y hasta ciudades de alrededor. Año a año la población disminuye de manera galopante en muchos lugares sin que a nadie parezca preocuparle lo más mínimo como sí sucede con el oso, el urogallo o el lince ibérico. Eso sí, los políticos continuamente hablan de la despoblación como un problema para el que anuncian medidas que nunca llegan. Lo único que llegan son los recortes de servicios y de inversiones que se justifican precisamente en lo que se denuncia: el bajo número de beneficiarios. Que es como decir que el oso desaparece porque no hay bosques mientras se talan los existentes porque cuesta mantenerlos.
La única esperanza que les queda a las personas que viven en esas regiones es que, cuando los osos estén recuperados del todo, cosa para la que ya falta poco según parece, las autoridades empiecen a preocuparse de los humanos, que al fin y al cabo nos diferenciamos poco de aquellos, sobre todo puestos de pie y gruñendo. No hay más que ver los documentales de naturaleza y compararlos con el Parlamento".

8 comentarios:

  1. El artículo este del tal Llamazares respecto al oso y a la despoblación de ciertas partes de España es de una demagogia que tira de espaldas. Cuando lo leí en El País ya me pareció una vergüenza que se permitiese a semejante botarate escribir en la contraportada del diario.
    Parece que no se le ha ocurrido al autor que el proteger e incluso favorecer la repoblación de macrofauna sólo les hace un favor a estas zonas tan despobladas. Sí existe un mercado turístico que puede aprovechar la existencia de osos, linces, lobos, etc.
    Mezclar la prestación de servicios a la ciudadanía con la repoblación de macrofauna es torticero.

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    1. El no compartir las ideas de otra persona no parece suficiente motivo como para calificarla de "botarate". A lo mejor podría resultar que es a la inversa, no lo sé. En cualquier caso, dudo bastante que usted le llegue ni siquiera a la altura de la suela del zapato a "ese tal Llamazares", persona que ha escrito cosas muy estimables, cosa que no sé si ha hecho usted.

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    2. No creo que clamar contra la despoblación humana que asola muchos parajes de nuestro país sea un acto de demagogia, ni muchísimo menos. Entiendo que los seres humanos deben primar en atenciones y desvelos, y en recursos, sobre los animales, qué quiere que le diga. Y no me parece que por eso merezca que me insulten. Ni yo, ni al señor Llamazares.
      En cuanto a lo de apostar por una cierta recuperación de esos parajes gracias al turismo, recurso cada vez más utilizado, me parece, entre otras cosas, tristísimo. ¿Es que acaso no somos ya un buen merendero?

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  2. Se podrá o no estar de acuerdo con el artículo de Llamazares, que comparto en buena medida, aunque pudiera tener un punto de demagogia. Una cosa no quita la otra. Ahora bien, de eso a tildarle de botarate va algo más que un trecho. Si el anónimo que escribe esas líneas conociera aunque sólo fuera alguno de los escritos de Llamazares, estoy seguro que retiraría sus palabras. Porque Llamazares tiene una sensibilidad de la que, seguramente, ese señor carece; al menos, a juzgar por las breves líneas de su desagradable escrito. Somos muy dados al insulto, especialmente cuando estamos amparados en el anonimato. Saludos,
    El Tapir

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    1. "Completamente de acuerdo, José María", y también con las respuestas a ese irascible comunicante, quien, probablemente, no le llegue ni a la solapa al presunto botarate Llamazares.

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  3. Conozco la obra de Llamazares y no la encuentro tan estimable como ustedes creen, sin embargo debo reconocer que calificarlo de botarate es inexacto por lo que procedo a pedirles disculpas y a retirar tal calificativo.

    Respecto a sus respuestas a mi comentario, me sorprenden varias cosas, suelas de zapato y solapas aparte. Que "El Tapir" me llame la atención por escudarme en el anonimato no deja de tener gracia. Que la defensa del artículo se base en el "currículum" del autor es cuanto menos decepcionante. Que una frase final como "No hay más que ver los documentales de naturaleza y compararlos con el Parlamento" no les llame la atención por demagógica y populachera tampoco deja de sorprenderme.

    Es verdad que cuando leí el artículo no caí en la cuenta de que el autor era el conocido escritor, más parecía obra de un Suso de Toro cualquiera, pero que fuese él no cambia un ápice lo tramposo del mismo. La protección de la fauna y las medidas para frenar la despoblación de lo rural no tienen nada que ver.

    Atentamente,

    Faustino López Casasnovas.

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    1. Celebro que haya retirado su desafortunado calificativo, ahora que ya no es usted tan "anónimo" como en el escrito anterior. Respecto a lo estimable o no que pueda ser la obra de Llamazares, como usted comprenderá es una cuestión de gustos y creo tener el suficiente criterio como para no necesitar su valoración. En cualquier caso, me alegra la retirada del injusto calificativo. Este mundo swería mucho mejor si no anduviéramos tirándonos pedradas los unos a los otros. Saludos,
      El Tapir

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  4. Su sensibilidad me sorprende.
    Botarate también es sinónimo de imprudente, y creo haber leído en este blog calificaciones bastante más duras. Creo más bien que se trata de una defensa un poco burda de la publicación de un mal artículo.
    Faustino L. C.

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